CINCO.

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Ya había llegado el día.

Ya era el maldito día.

Maldita sea, ya era el día de la grabación de Carry On.

Mis ojos no podían dejar el techo, mientras inhalaba y exhalaba despacio, tratando de mantener la calma y no gritar como una desquiciada, como Clary. Ella andaba de aquí para allá por toda nuestra habitación, buscando ropa y maquillaje y no sé qué más. Algo completamente innecesario, pero que no iba a recordárselo porque de alguna forma retorcida me tranquilizaba verla alterada como yo me sentía. Extraño pero muy cierto.

Uno. Inhalo.

—Clary, ¿qué estás haciendo? —preguntó Austin, entrando a la habitación.

Dos. Exhalo.

—Preparando todas mis cosas para ir al estudio, que voy a hacer —gruñó mi hermana entre maldiciones. —No encuentro mi labial favorito.

Tres. Inhalo.

—Pero Clary, en el estudio hay todas esas cosas —le recordó entre dientes, sonando irritado. Mi hermana dejó de hacer ruido por toda la habitación.

Cuatro. Exhalo.

—Maldita sea, ¡Alexandra, por qué no me lo recordaste! —chilló Clary antes de tirarme su almohada en el rostro.

Gruñí tomando la almohada con mis manos y me senté en la cama.

— ¿Tengo cara Post-it acaso? —mascullé en respuesta. Austin abrió su boca para contestar pero lo señalé con un dedo. —A ti ni se te ocurra responder.

Mi primo se encogió de hombros.

—Si no quieres oír la respuesta, ¿para qué preguntas? —inquirió antes de sonreír con burla.

Bufé. Para ser el más callado del grupo, es muy molesto cuando quiere. Tratar con él no es como tratar con Elliot.

Miré a mi hermana, que estaba otra vez dando vueltas por toda la habitación. Solo estábamos nosotros tres en el lugar. Hannah estaba desayunando, Amber bañándose y los demás anda a saber qué hacían por la casa. A nosotros nos tocaba la peor parte, aguantar la histeria de Clary.

El tiempo se pasó volando desde que nos levantamos y hasta que nos fuimos al estudio. Clary, Hannah y yo llevamos nuestros instrumentos, ya que nos habían dicho que si queríamos podíamos usarlos. Así que casi para el mediodía estábamos entrando a los camerinos junto con otros grupos de bandas.
Durante todo el camino intenté ver si aparecía otra vez Matt Allen por algún rincón, pero la realidad es que no estaba por ningún lado y me desilusioné por el momento.

Si tuviera la oportunidad de verlo otra vez, le pediría un autógrafo. Sí que sí.

Llegamos al camerino y nos encontramos con una Jenna muy efusiva y chillona, buscando ropa a diestra y siniestra. Parecía estar hablando sola, mientras sonreía abiertamente. Su cabello rubio estaba suelto, cayendo sobre sus hombros, y sus ojos mieles brillaron con alegría al vernos entrar, al instante en el que detuvo sus pasos por la habitación.

— ¡Ya llegaron mis favoritos! —exclamó contenta, dando unos aplausos al aire. — ¡Ahora empieza la hora de brillar y romperla!

Eso me hizo sonreír, su energía era contagiosa.

Jenna se puso a hablar sin parar, sobre todo lo que haríamos hoy. Siendo honesta me perdí la mitad de las cosas que decía porque mientras parloteaba, tomaba prendas y las probaba sobre nuestros cuerpos, como si estuviera midiéndonos.

—... En cualquier momento llegará A, verán que les caerá genial —aseguró ella, dejando unas cuantas prendas en los brazos de Austin. Empezó a empujarlo hasta el vestidor. —Es una de las mejores personas en este mundo. No exagero.

Carry On: Sigue adelante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora