Capitulo 14

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Él me miró un tanto sorprendido por mi arrebato, quizás. Las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba mostrando un atisbo de sonrisa. Tal vez porque lo recordó o porque simplemente se estaba burlando de mí.

No era una mujer que habituaba tomar una iniciativa y eso era perceptible a la vista. Jugueteaba con los anillos en mis dedos porque estaba nerviosa y no sabía exactamente qué decir. Quería dejar las cosas claras. Quería dejar las cosas claras entre nosotros para que no volviéramos a cometer un error del cual nos arrepintiéramos toda nuestra vida.

Pero no encontraba las palabras justas.

-¿Qué pasó con ese beso?-Preguntó con la misma inocencia que tiene un niño que cree en Santa Claus.

Lo fulminé con la mirada. Estaba haciendo las cosas mucho más difíciles y eso parecía hacerle gracia.

-Que no pasó-Suspiré-Felix...ese beso no puede volver a pasar.

Él alzó una ceja, la sonrisa que había mantenido se borró por completo. No le costó nada avanzar unos paso para acortar la distancia entre nuestros cuerpos. Retrocedí por inercia, hablaba en serio cuando decía que no podía volver a pasar algo tan íntimo como un beso entre nosotros. Uno de los dos tenía que terminar con algo que ni siquiera había empezado y él no pasaría dispuesto a hacerlo.

De repente y en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba aprisionándome contra la pared del corredor. Sus robustos y tatuados brazos, colocados a ambos lados de mi cabeza y sobre la pared, me retenían. Lo miré alerta.

-¿En serio no lo sientes?-Cuestionó y antes de que pudiera preguntar el qué, añadió-¿No sientes tus piernas flaquear cuando me acerco?.Su cuerpo quedó completamente contra el mío, oh dios, y cuando digo completamente me refiero a completamente-¿No sientes tu corazón acelerarse cuando te beso?-Susurró depositando un fugaz beso sobre mis labios. Cerré mis ojos deleitándome con la sensación. Nadie mejor que yo entendía el flaqueo de piernas o el acelero de mi corazón cuando él estaba tan cerca, cuando él me besaba-Porque eso es exactamente lo que siento yo, cuando estamos así.

No podía con el autocontrol teniéndolo tan apegado y diciéndome esas cosas. Quería sus toques, sus besos, lo quería a todo él.

Pero entonces recapacité. Estábamos regresando al mismo juego insano en el que siempre terminábamos cayendo. Nos estábamos lastimando a nosotros mismos y a terceros con aquello, y ninguno era capaz de detenerlo.

Aquella no era la Marinette Dupain que todos conocían. No era la que había ido entusiasta a conseguir un puesto en la exitosa empresa ''Agreste Enterprise'' No era la chica inocente de 22 años que solamente había experimentando una única relación en toda su vida.

Aquella no era yo.

Y tras aquellos pensamientos lo aparté de mí con un sutil empujón.

-Estás jugando conmigo-Mis ojos se cargaron de lágrimas nublándome la vista. Su rostro cambió a uno de preocupación-No me hagas esto, acabemos de una vez antes de alguien salga realmente lastimado.

-No entiendo, Marinette-Se apartó beneficiosamente y desvió la vista, posicionándola en un punto fijo sobre mí-Te besé y me correspondiste, dos veces-Recordó-Lo que indica que te gustó. Y como si fuera poco, te expresé sin vacilación mis sentimientos inclusive sin presionarte a que hicieras lo mismo. Esto no es un juego-Estaba rígido-¿Qué hay de malo en todo esto?

.¿¡Qué hay de malo?!-Chillé, para luego percatarme que estaba alzando mi tono de voz y que aún permanecíamos en la empresa. Me recompuse y continué hablando en un murmullo-Estás comprometido, eso quiere decir que estás a punto de casarte.

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