Quince minutos para que nuestro vuelo saliera.
Solo estaba a quince minutos de marcharme una semana completa a San Diego. Con Felix.
Brigette estaba conmigo acompañándome en el aeropuerto, Alya se mantenía a unos pasos nuestros, pero lo bastante cerca, mientras intercambiaba las últimas palabras con quien era su novio. Felix aún no se presentaba, según nos había informado, estaba atrasado un poco más de unos cinco minutos.
Bien, no se retractó aún. Respira Marinette.
¿Qué podía esperar de todo esto? Demasiado. Tenía tantas cosas en mente, y tan pocas ganas de pensar.
-Estás nerviosa-Afirmó Bri-Relájate, todo irá bien.
Sonreí. Era inevitable no estar nerviosa.
Alya se despidió de su acompañante con un emotivo abrazo y un beso intenso. El chico prácticamente corrió hacía las puertas de salida, con apuro perceptible.
-Iré por una botella de agua, ¿alguna quiere algo?-Preguntó Alya mientras, junto a su maleta, se acercaba a nosotras. Brigette negó con la cabeza.
-Estoy bien, gracias-Respondí.
Los minutos se hacían eternos, yo estaba mordiéndome las uñas inquieta. Cuando tomamos asiento mi prima se concentró en su móvil, mientras Alya hacía unas anotaciones en su agenda. La miré y pensé que no era su primer viaje a San Diego, por lo que me había contado hacía bastante tiempo que trabajaba en la empresa Agreste, por lo tanto supuse que habría hecho más de una salida.
En el momento exacto que alcé la mirada, Felix se encaminaba a nosotros haciendo a un lado a los ajetreados pasajeros que andaban de un lado al otro por el aeropuerto, y arrastrando su maleta, a la vez que mantenía una conversación con Emma. Ambos siendo acompañados por dos hombres (quienes también traían sus maletas) a quienes reconocía solo por haberlos visto, en determinadas ocasiones, por los pasillos de la empresa.
Abogados, claro estaba.
Felix estaba radiante como cada día, por supuesto. Tenía una sonrisa fresca y natural, estaba emocionado. Quien sabe porqué.
-Oh mira, son Felix y Emma-Comentó Bri al tiempo que se ponía de pie. Asentí con la cabeza pero sin moverme. Alya alzó la vista y luego cerró la agenda en la cual había estado garabateando.
Mi mirada se cruzó con la de Felix y estuvo allí puesta por más de un minuto. Él ensanchó su sonrisa poco a poco, y cuando lo hizo comencé a sentir la falta de aire.
Aparté la vista.
-Hey, Marinette-Saludó Emma. Me paré de inmediato y me brindó un corto pero cálido abrazo. Luego se separó para saludar a Alya.
Entonces quedamos él y yo, en un momento donde únicamente nos mirábamos. Abrió la boca para decir algo pero el altavoz lo interrumpió anunciando que había llegado la hora de abordar el avión.
-¿Lista?-Preguntó.
-Totalmente.
Por suerte Brigette no era de exagerar los saludos, tenía bien en claro que se trataba de una semana simplemente y de donde no me encontraría demasiado lejos de casa, relativamente. No era como si me fuera toda la vida para otro continente. Eran solo un par de días.
-Llámame para saber como estás, y cuídate mucho-Me dio un abrazo-Por favor no te preocupes más, eres una chica muy inteligente, sea lo que sea lo harás genial.
-Te llamaré en cuanto llegue al hotel-Sonreí levemente-Te quiero, prima.
-¡Buen viaje!-Escuché a Emma gritar mientras extendía su mano. Repitiendo su acción, le devolví el saludo.