Trece.

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«Querido Said:

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«Querido Said:

Para tu desgracia y para mi buena fortuna, me recuperé más rápido que tú.

¿Sabías por qué? ¡El poder de los remedios caseros latinoamericanos, Ojos de sapo!

Algo que no entendí cuando volví fue que por primera vez en la escuela, me sonreíste y me guiñaste un ojo.

Pensé que te estaba dando una infección en el ojo y por eso lo hiciste. Pero no, tus ojos de sapo estaban como siempre, horribles, pero normales pues.

Otra cosa... me pareció a mí, ¿o querías acercarte?

Suerte que Camille te tomó del brazo.

Escribiría pobre chica, pero más pobre soy yo por haberte escrito más cartas.

Solo te digo una cosa (más bien te escribo), lo que sea que pensabas o planeabas hacer contra mí, debías de pensarlo no solo dos veces, hasta veinte veces antes de hacerlo.

Att. Una Melo que desconfía de ti».

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Las mentiras que te escribía © | EN CURSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora