«Querido Said:
Hiciste que el señor Clapp le diera el día libre a Axel (al menos se lo pagarán), solo para estar nosotros dos solos.
Cerraste las puertas del local y supe que estaba acorralada.
¿Por qué te gastabas tanto en fastidiarme?
Me dispuse a recoger los ingredientes cuando hablaste.
"¿Cómo estás?" preguntaste.
"¿Cómo crees que estoy?" me crucé de brazos, frunciendo el ceño.
"Mel, no te pongas a la defensiva. No quiero hacerte daño".
"¿Sabes que eres un idiota?".
"Lo tengo claro".
"Si lo sabes, ¿por qué no me dejas en paz?".
"Lo haré, pero primero quiero saber qué sientes por mí".
Me reí.
"¿De qué te ríes? No me parece justo que haya dicho lo que siento y tu no me digas nada".
"¿Justo? Ni siquiera pudiste confesarte sin ninguna gota de alcohol en tu sistema".
"Por lo menos no huí como una cobarde cuando escuchaste a mi mamá llegar y le dijiste lo que había hecho".
"¡No soy una cobarde!"
"Oh, dulce Melody. Lamento decir que lo eres".
"¡Te dije que no!" grité, tomé un poco de harina y te la arroje en toda tu cara. Pronto me di cuenta de lo que había hecho, intenté acercarme en son de paz para intentar limpiarte.
Qué ilusa fui.
Ahí empezó una guerra de harina y huevo interminable.
Att. Una Melody que
no es cobarde».IG: galactica345.02 | PT: galactica345.
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Las mentiras que te escribía © | EN CURSO
Humor«Las mentiras son malas, pero no tanto como ponerle laxante al vaso de tu enemigo». *** Primer borrador 2022-2023. Todos los derechos reservados del autor. Prohibida su copia parcial o total cu...