«Querido Said:
Tuve que tragarme mi orgullo y preguntar por ti a mi madre.
¿Sabías que nuestras madres son amigas?
Irónico y surrealista, ¿no?
Pero, en fin, ¡ese no es el punto!
Me dijo que estabas bien, que solo estabas resfriado.
No sabes cómo me volvió a latir el corazón en el pecho, estaba asustada. Pensé que me había pasado al ponerte cuatro laxantes en tu vaso.
Tenía miedo de que te hubiera intoxicado y que me llevaran al juzgado de menores.
Era demasiado joven para estar presa, ¿sabías cuántas etapas todavía no había quemado?
Lástima que el alivio no me duró mucho, porque a mi mamá se le ocurrió una brillante idea para que te sientas mejor.
¡Qué yo te llevara caldo de pollo!
Att. Una Melo que no quiere salir de casa.
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Las mentiras que te escribía © | EN CURSO
Umorismo«Las mentiras son malas, pero no tanto como ponerle laxante al vaso de tu enemigo». *** Primer borrador 2022-2023. Todos los derechos reservados del autor. Prohibida su copia parcial o total cu...