22. Indiscreción.

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— Hola, Mabe. Mucho gusto. – respondió Martin.

— Romina, no me habías dicho que el novio de tu mamá era demasiado guapo. – dijo Mabe mirando a la ojiverde.

La verdad es que hace tiempo que Mabe tenía curiosidad de conocer al novio de Alicia, porque Romina le había comentado que era un hombre más joven. La rubia estaba tan encantada por la belleza del ojiazul que se olvidó por completo de saludar a Alicia.

La morena se dio cuenta de inmediato de que la jefa de su hija no dejaba de coquetearle a Martín, así que decidió ir al baño, porque estaba sintiendo unos celos espantosos.

— Los dejo un momento, voy al baño. — dijo Alicia huyendo prácticamente del sitio.

A la morena no le importó tanto dejar a Mabe con su hombre, porque ahí estaba su hija y sabía que ella le cuidaría a su novio, pero cuando salió del baño vio una escena que le desagradó completamente. Mabe le estaba coqueteando a Martín de una manera demasiado cínica.

Alicia estaba invadida de celos, no sabía que hacer ni cómo actuar, Romina se percató y fue a hablar con ella.

— Mamá, ¿estás bien?

— Romina, pensé que estarías platicando con Mabe y Martín.

— Lo que pasa es que fui a saludar a unas personas. ¿Pero pasa algo?

— No, nada.

Alicia era muy cortante, por supuesto que su hija notaría eso.

— A ver mamá, quiero entenderte y por lo que veo estás celosa de mi jefa.

— ¿Que? ¿Yo? Para nada... ¿cómo dices esas cosas?

— Ay mamá, creo que no lo puedes ocultar, se te nota demasiado.

— Romina, ¿es que no ves como lo mira? Bueno, hasta el cuello de la camisa le está agarrando.

— Mamá, ¡es que así es Mabe! Pero tranquila, mira, vamos con ellos, pero primero te tienes que tranquilizar.

— ¡Estoy tranquila! Vamos. – dijo Alicia respirando profundo

Ella seguía con unos celos espantosos.

— ¡Hola Alicia! – dijo Martin acercándose a su novia y abrazándola de la cintura – Te tardaste un poco, te estábamos esperando.

— Sí, se notó mucho. — dijo Alicia bastante celosa.

Martín no podía entender el comportamiento de su novia. Romina sentía la tensión de todos, así que decidió llevarse a su jefa.

— Mira Mabe, llegaron más invitados ¿vamos a saludarlos? – sugirió la muchacha

— ¡Claro! Nos vemos guapo, me encantó platicar contigo. — le dijo Mabe dándole un beso en la mejilla un poco cerca de sus labios.

— ¿Me encantó platicar contigo? – Alicia repitió la frase de la rubia cuando esta se fue – Ja... que bueno que puedes entretener tan bien a las mujeres, en especial a esta que al parecer se fue muy feliz.

— Alicia Montiel, ¿estás celosa? – preguntó el ojiazul sonriendo

— ¿Yo? Claro que no, pero tonta no soy, esa mujer prácticamente te quería comer, si hubieran estado solos lo habría hecho.

— Alicia, yo solo estaba conversando con ella, no pensé que te molestaría.

— No me molesta, pero ¿por qué se tenían que quedar solos? ¿Por qué te tenía que besar casi en los labios? ¿Viste que a mí ni siquiera me saludó? Dejaste flechada a esta mujer.

Martín comenzó a reír, no podía creer que su novia estuviera tan celosa.

— ¿Me explicas por qué te ríes? – lo miró molesta

— Es que... ¿te estás escuchando? – él la miró fijamente y empezó a acariciarle la mejilla - No puedes ocultar tus celos, me alegra que estés celosa porque demuestra lo mucho que te importo, pero no tienes por qué. Desde que empezamos a salir créeme que no he tenido ojos para ninguna otra mujer que no seas tú, estás hasta en mis pensamientos. – dijo y la besó.

— Ay, Martín... perdóname. – dijo Alicia mientras trataba de recuperar el aliento - Es que cuando vi que Mabe te estaba coqueteando no lo pude evitar, eres tan guapo y evidentemente la gente nota que eres más joven que yo y a veces me entra ese miedo a perderte.

— No, ¡mi bonita! Olvídate de esos miedos, y ya te dije amo que me celes. — Martin le aventó una mirada pícara a su novia.

— Ay, me alegra tanto verlos así de juntitos...— dijo Romina feliz mientras se acercaba a hablar con la pareja — Oye Ma, yo no sabía que eras tan celosa. — se empezó a reír.

La conversación siguió un rato. Cuando el reloj marcó las 12 de la noche, Martin y Alicia brindaron juntos por el nuevo año e intercambiaron un largo beso, deseando poder celebrar juntos por muchos años más.

...

Tiempo después, Romina, Martin y Alicia decidieron que ya era hora de irse. El ojiazul se encargó de dejar a las dos mujeres en la puerta de la casa.

— Buenas noches, ya me voy a acostar. Los dejo para que se despidan. — dijo Romina con una sonrisa pícara y se fue.

— De verdad me sorprendiste con tus celos hoy, señora Alicia. — dijo el ojiazul en tono de broma

— Solo trato de cuidar a lo que es mío, no sé porque te sorprende tanto... — Alicia se rio

— Lo que pasa es que mi esposa no era tan celosa. — dijo riéndose.

Sin embargo, a Alicia no le pareció nada graciosa la frase del ojiazul. Ella cambió su semblante risueño de inmediato, y entonces él se dio cuenta de lo que había dicho.

— Perdón, yo no quise... — Martin trató de justificarse

— No, que tengas buenas noches, Martin. — Alicia lo cortó en seco y Martin se quedó parado un par de minutos frente a la puerta cerrada, arrepintiéndose mucho por su indiscreción.


Un amor solidario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora