25. Hijo.

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— Ma-¡Martin! ¡Hola! — dijo Adriana notablemente nerviosa

— Que sorpresa, ¿qué haces aquí? — preguntó Martin un tanto desconcertado

— Necesito hablar contigo.

El hombre no podía entender la razón por la cual la mujer misteriosa quería hablar con él.

— ¡Claro! Vamos a mi oficina a platicar. – respondió aún confundido

Alicia se quedó parada, tenía tantas preguntas que hacerle a Martín, pero sobre todo quien era esa mujer y porque buscaba insistentemente a su hombre.

Mientras tanto en la oficina del ojiazul ya se encontraban él y Adriana platicando.

— Ahora sí dime ¿qué pasó? ¿Porque tanta insistencia? Hace tantos años que no nos vemos... – dijo Martin

— Mira, lo que te voy a decir te tomará por sorpresa, pero estoy desesperada. — hizo una pausa — ¿Recuerdas que después de la muerte de tus padres tu salías todas las noches a tomar, y que en una noche yo te acompañé en la borrachera?

— Por supuesto que lo recuerdo... — dijo el ojiazul asustado por el rumbo de la conversación

— Pues supongo que también recuerdas como terminamos esta noche...

— Adriana, tú sabes que para mí siempre fuiste una buena compañera de la universidad, pero nunca tuve la intención de tener más que una amistad contigo.

— Lo sé, y es por eso que en aquel entonces yo no te quise contar nada, además al poco tiempo empezaste a salir con Carlota y los vi tan enamorados que tomé la decisión de terminar mis estudios en Brasil. Créeme que no te hubiera buscado si no estuviera desesperada, lo que pasa es que esa noche yo quede embarazada de ti. – dijo ella

Él se quedó mudo por algunos segundos.

— Sí, tenemos un hijo de 12 años. – ella continuó hablando al ver que él no decía nada - Y no te estaría buscando de no ser necesario, pero mi hijo, nuestro hijo, se está muriendo. — soltó de golpe

Martín no lograba asimilar todo lo que Adriana le estaba diciendo, hasta que pudo salir del shock.

— ¿Y porque no me lo dijiste antes? ¿Por qué te tuviste que esperar hasta ahora que mi hijo se está muriendo?

— Quiero que entiendas, tu al fin estabas logrando superar la muerte de tus padres al lado de Carlota, yo era muy joven y me sentí perdida. Pero todos estos años he visto que estás teniendo una vida muy linda ayudando a la gente por las revistas en donde sales, así supe que tu trabajabas aquí.

— ¿Y el dónde está? ¿Cómo se llama?

— Él se llama Diego y no lo pude traer, él está en el hospital, pero no aquí en México, sino en Brasil, allá vivimos.

— ¿Y que es lo que tiene mi hijo?

— Después te explicaré los detalles, sé que es mucha información, pero los doctores dicen que es muy probable que Diego necesite un trasplante de riñón y parece ser que yo no soy compatible. Eres mi única esperanza, Martin. — le dijo Adriana empezando a llorar

La conversación siguió un par de horas, Martín tenía muchas preguntas que hacerle a Adriana. Después de mucho rato salieron de la oficina y la mujer se fue, Martín necesitaba decírselo a Alicia, pero no sabía ni siquiera como comenzar.

— ¡Hola! ¿Se puede? – dijo mientras tocaba la puerta de la oficina de su novia.

— Adelante, pasa. – dijo Alicia

— Oye, ¿tienes unos minutos? Necesito hablar contigo.

— Dime, ¿qué pasó? – preguntó preocupada al ver la cara de Martin

— La mujer que vino a verme es una compañera de la universidad, en una ocasión después de la muerte de mis padres tuvimos una noche de copas y hoy me vino a buscar para decirme que tuvo un hijo mío hace 12 años y se está muriendo, necesita un trasplante de riñón.

Alicia no podía creer lo que Martín le estaba diciendo.

— ¿Que? ¿Como pudo callarse eso durante años?

— Ni yo mismo lo puedo creer, Alicia.

—Y, ¿qué piensas hacer?

— Pues primeramente conocerlo, y hacernos una prueba de ADN. Ojalá que yo sea compatible. ¿Te imaginas que se muera mi hijo sin que yo tenga la oportunidad de convivir con él? — Martin empezó a llorar, otra vez la muerte lo estaba rondando.

— Tienes que tranquilizarte, mi amor. – ella se levantó de su silla y se acercó a su a novio para abrazarlo - Estoy segura de que vas a poder conocerlo y que no se va a morir, tú no te mereces ese dolor. — Los ojos de la morena se llenaron de lágrimas de tan solo imaginarlo

— Si es verdad que es mi hijo por supuesto que lo cuidaré y lo ayudaré en lo que pueda. Siempre quise tener una familia, Alicia.

Alicia tenía sentimientos encontrados con todo lo que estaba escuchando.

— Si, ya me lo has comentado varias veces... — dijo tratando de disimular lo que sentía — y sabes que yo te apoyo en las decisiones que tomes. ¡Somos un equipo! Lo sabes.

Ella tenía toda la intención de apoyarlo, era sincera en lo que decía. Sin embargo, también pensaba en que quizás Martin acababa de encontrar la familia que tanto soñaba, y que ella por su edad y por problemas con su embarazo anterior probablemente no podría darle.


Un amor solidario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora