36. El hombre más feliz del mundo.

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— ¿Embarazada? ¿Y cómo están? – preguntó Martin mientras se recuperaba del susto

— No se preocupe señor, ambos están bien. - garantizó

— Y ¿puedo pasar a verla?

— Por supuesto, acompáñeme.

Martín fue inmediatamente a la habitación de Alicia, estaba muy contento con la noticia, aunque aun trataba de asimilar todo.

— Hola Alicia, ¿podemos hablar? – dijo él mientras se asomaba en la habitación.

El ojiazul se moría de ganas de abrazarla y llenarla de besos, pero recordó las dolorosas palabras de la morena, por eso se contuvo.

— Sí, adelante. – respondió ella en tono serio

— ¿Como te sientes? – preguntó acercándose a la cama

— Bien, gracias por estar ahí para ayudarme y por traerme al hospital. ¿Hablaste con el doctor?

Alicia quería preguntarle directamente si sabía del embarazo, pero no se atrevía, tenía miedo.

— ¿Por qué no me lo dijiste?

Ella lo miró en silencio, tratando de adivinar que pasaba por la mente de Martin.

— Perdón, yo me acabo de enterar... y pues... tú y yo nos habíamos peleado. – dijo ella luego de unos segundos

— ¿Sabes que me haces el hombre más feliz del mundo? – el ojiazul ya no pudo ocultar su sonrisa - Y no tengo nada que perdonarte, al contrario, perdóname tu a mí por lo tonto que he sido.

— No te voy a mentir, me dolió muchísimo que no estuvieras a mi lado en el peor momento de mi vida. Pero también me ha dolido estar separada de ti estas últimas semanas, teniéndote tan cerca... - expresó con los ojos cristalizados

— Mi amor... - Martin empezó a acariciarle la mejilla a la morena – Quiero que sepas que a mí también me ha dolido mucho, si no te busqué fue porque había decidido respetar tu decisión por el momento y dejar que se calmaran los ánimos, pero sí tenía planeado pedirte que recapacitaras. Necesito decirte que yo te amo, y esto no tiene nada que ver con el hecho de que estés embarazada. Te lo repito, me estás haciendo el hombre más feliz del mundo, pero yo desde antes tenía claro que quería estar contigo, aunque no fuera posible que tuviéramos hijos.

Martin se acercó lentamente a Alicia y le dio un beso muy tierno. Ella empezó a llorar, tenía muchos sentimientos encontrados.

— ¿Por qué lloras? – preguntó él con preocupación

— Fui demasiado insegura, pero te juro que lo que hice fue pensando que era lo mejor para ti, recién ahora veo que estaba muy equivocada. Te amo, y pensé que jamás volveríamos a estar así tú y yo, te extrañé tanto...

Martin iba a hablar, pero en ese momento el doctor entró a la habitación.

— ¿Cómo se siente señora?

— Ya mejor, me urge que me den de alta. – dijo contenta

— La daré de alta, pero necesito que se alimente bien, por favor.

— No se preocupe doctor, yo me voy a encargar de que mi novia coma bien. – intervino Martin, mirando a la morena

...

Una hora después, llegaron a casa de Alicia y ahí estaba romina.

— Mamá, ¿pasó algo? – preguntó confundida al verla llegar con Martin

Un amor solidario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora