28. Te extrañé.

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Horas más tarde, Martin llegó al hospital y pensaba en todo el tiempo que no sabía de la existencia de Diego, cuando él soñaba tanto con un hijo. Llegó al hospital y preguntó pronto en qué habitación estaba y el estado en el que el niño se encontraba. Cuando finalmente le dieron la información, Martin fue corriendo por los pasillos del hospital hasta encontrar a la habitación 49. Ahí pudo ver al niño, ¡a su hijo!

Sin embargo, el ojiazul sintió cómo su corazón se rompió cuando vio la condición del niño en esa cama de hospital conectado a muchos aparatos que lo mantenían respirando.

— Este es mi hijo... — dijo Martín con sus ojos llenos de lágrimas — No te preocupes, campeón, haré todo lo posible para que pronto salgas recuperado de este hospital... — expresó con esperanza de poder hacer todo porque su hijo se recuperara pronto.

...

Los días pasaban y Martín estaba haciendo lo que podía para poder ayudar a su hijo. Se puso muy contento cuando vio que el niño estaba empezando a responder al tratamiento, tanto que le cambiaron de cuarto.

Los médicos aún no sabían si sería necesario el trasplante, pero el ojiazul tenía muchas esperanzas que ya no haría falta.

Cada día se encariñaba más con Diego, siempre platicaban un buen rato.

...

Ciudad de México:

— Extraño tanto a Martín... — dijo Alicia dando un suspiro

— Sí, se te nota mami. Ya pasó una semana desde que se fue. — Respondió Romina

— ¿Sabes? Quisiera tomar un avión ahora mismo e ir adonde está, seguramente no la está pasando nada bien y aparte está solo sin nadie que lo consuele. — dijo Alicia muy desanimada

— Mamita, deberías de hacerlo, tomar un avión e ir a apoyar a tu novio, él te necesita. — dijo Romina animando a su mamá

— ¿Te das cuenta que es una locura? A mi edad dejar todo así y salir corriendo buscar a mi novio como una adolescente... — Respondió Alicia sonriendo por lo que estaba diciendo su hija

— Uno por amor es capaz de hacer cualquier cosa mamita, y si tú estás enamorada no lo dudes y hazlo, que nada te limite. — expresó la chica convenciendo a la morena a que fuera a buscar a su novio

Alicia sin dudarlo más agarró su laptop y se dispuso a comprar un boleto de avión para Brasil a primera hora, para así darle una gran sorpresa a Martin.

Al día siguiente por la mañana ella ya había llegado a Brasil, solo quería estar con su novio y apoyarlo en esos momentos tan difíciles.

— ¿Bueno? ¿Alicia? — Martin contestó la llamada de la morena muy contento ya que en esos momentos necesitaba el apoyo de su novia

— Hola, perdón que te marque amor, pero te he extrañado mucho.

— Alicia, no sabes cuanto anhelaba escuchar tu voz, te necesito tanto.

— ¿Como está Diego?

— Las noticias son buenas, ha mejorado con el tratamiento. – expresó contento

— Me alegro amor, ¿en donde estás?

— Estoy en el hospital Los Angeles.

— Martin, ya verás que todo saldrá bien, tu hijo es un niño fuerte igual que tú, estoy segura de que pronto saldrá del hospital. Te tengo que colgar, pero sabes que te apoyo en todo y que te amo.

Sin decir más Alicia colgó la llamada y agarro un taxi que la llevó directo al hospital. Estando ahí Alicia volvió a marcarle por teléfono.

— Alicia, ¿pasa algo? Te noté rara.

— No, solo que no dejo de extrañarte cada segundo de mi vida.

— También te extraño amor, y mucho.

— Bueno, pues ya no me extrañes más. — dijo Alicia parada atrás de Martín.

— Aliciaaaa... - dijo mientras se apresuraba a abrazarla fuerte - No puedo creer que estés aquí, no sabes las ganas que tenia de verte.

— Yo más, necesitaba verte, necesitaba apoyarte en este momento tan difícil.

Ambos se abrazaron y se besaron con muchas ganas, se extrañaban y se necesitaban.

— Cuéntame, ¿cómo sigue Diego? – preguntó la morena después de un rato

— Como te dije hace poco, está evolucionando muy bien al tratamiento, estamos esperando que ya no sea necesario el trasplante.

— Que bueno amor, eso es una buena señal.

— Sí lo es, pronto mejorará. – dijo sonriendo y entonces la miró a los ojos - No sé qué bueno hice en la vida para merecer una mujer como tú, todavía no puedo creer que esté aquí. Gracias por el apoyo y no dejarme solo en estos momentos tan difíciles, te amo. – dijo y volvió a besarla.

— No has descansado nada amor, ¿verdad? – preguntó la morena

— La verdad no, no me he querido despegar de aquí para nada.

— Mira, Diego te necesita fuerte y sano y si no descansas el que se va a enfermar ahora eres tú. Tu hijo ya está mejor, ¿qué te parece si nos vamos para que descanses un poco?

—No sé... - lo pensó un momento - Pero creo que tienes razón, vamos.

Cuando llegaron los dos al hotel donde se hospedaba el ojiazul, los dos se fueron al cuarto de Martin. Alicia fue a bañarse y él se quedó acostado un rato. Mientras escuchaba el sonido de la ducha, el ojiazul pensaba en lo mucho que había extrañado a su novia.

Alicia terminó de bañarse y se puso una bata, se estaba cepillando el cabello cuando de repente vio a su hombre que acercaba por detrás a agarrarla de la cintura.

— No te había dicho lo hermosa que te ves hoy, ¿verdad? — susurró en la oreja de la morena.

— Ay, ¡Martín! ¿Como dices eso? Ve como estoy...

— ¡Estás hermosa! – volvió a decir.

Martín de un jalón volteó a Alicia y empezó a besarla. Era un beso lleno de pasión, ambos deseaban sentir el cuerpo del otro.

Él bajó sus labios al cuello de su novia y no tardó en quitarle la bata que traía puesta. Alicia se encargó de desvestir lo más rápido que pudo al ojiazul y pronto se hicieron uno solo. Martin la dejó otra vez frente al espejo y ella puso sus manos en el lavadero, y mientras él la penetraba, los dos se miraban las caras a través del espejo.

— Martin, no sabes cuanto desee esto. – dijo ella sin poder controlar sus gemidos.

— Yo también, te necesitaba aquí conmigo, necesitaba hacerte mía, tocar tu cuerpo, besarte, acariciarte... - él le decía mientras seguían desbordando pasión.

Así siguieron un par de horas más hasta que ambos quedaron rendidos, se dieron un baño y se fueron a la cama a dormir un rato abrazados.

...

En la noche Martin y Alicia regresaron al hospital, estaban muy contentos, muy sonrientes tomados de la mano y cuando llegaron a la habitación del niño se encontraron con Adriana también allí.

— Buenas noches. — dijeron Martin y Alicia y vieron como el niño sonrió ampliamente.

— Buenas noches. — Adriana sonrió e hizo una breve pausa — Ay Martin, no me dijiste que traerías a tu tía. — dijo la ojiverde tendiéndole la mano a la morena que estaba visiblemente incómoda.

Un amor solidario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora