Declan observaba con detenimiento. No entendía quién era la pequeña niña y mucho menos por qué no había acabado con él como lo hizo con sus compañeros. Percibiendo su desorientación, Chloe sólo le dijo:—Declan, necesitas encontrarla.
Él quiso hacer peguntas, pero su teléfono empezó a sonar. Estaba recibiendo mensajes. No sabía si abrirlos; no quería dar un paso en falso.
—Revísalos —ordenó la pequeña sin dejar de mirarlo; entonces él sacó valor para preguntar:
—¿Quién eres tú?
—No es importante quién soy yo. Encuentra a Chloe antes de que el Forgesso lo haga.
Declan observaba a la pequeña mientras los mensajes seguían cayendo.
—Revisa tu teléfono... Por favor —dijo ella en tono condescendiente.
Declan vio la pantalla confundido: el número del que estaba recibiendo los mensajes era desconocido; sin embargo, el aparato le sugería que venían de Nairobi, Kenya.
El mensaje mandaba a un enlace abreviado, lo que intensificó sus sospechas. Desde antes del cataclismo ya provocaban desconfianza esos links y no eran tiempos para caer en manos de hackers dedicados al robo de información y, en muchas ocasiones, hasta de identidad.
Los segundos pasaban y Chloe se desesperó.
—¡Abre el maldito enlace!
Declan no pudo hacer nada más que obedecer y, tal como lo esperaba, el link lo mandó a descargar una app que rápidamente se instaló en su teléfono sin pedir autorización. Después de alojarse, el programa forzó el reinicio del aparato y luego se abrió: se llamaba JUMP76 y era un geolocalizador de GPS. Entonces se desplegó el mapa de Holdover City indicando con un tintineante punto amarillo una ubicación
—Ese punto amarillo indica la ubicación del teléfono de mi madre. Lo tiene ella...
—¿De qué demonios me estás hablando? Este mensaje procede de Kenya.
—No hay tiempo de explicaciones, confórmate con saber que JUMP76 tiene la capacidad de funcionar por GPS aun cuando el aparato esté apagado. Apúrate, no sé cuánto tiempo más pueda estar escondida sin que el Forgesso la encuentre.
Todo resultaba extraño: ¿Quién era esa niña de ojos bicolores? ¿Por qué se llamaba igual que su Chloe? ¿De dónde sacaba el valor para hablarle de esa manera? Eran demasiadas preguntas sin respuesta y a él siempre le molestó seguir instrucciones. Por eso dejó el ejército y por eso le fue imposible seguir siendo el gran mercenario que se propuso ser. Sin embargo, lo que más le estaba irritando eran las interrogantes. Mientras los planes fueran claros y bien trazados, y los objetivos alcanzables, él podía cumplirlos, pero en esta ocasión no había nada de eso. Estaba perdido recibiendo pistas de manera aleatoria. Se sentía atrapado por el azar.
—No voy a hacer nada si no me explicas qué es lo que está pasando —dijo él con firmeza.
La niña le lanzó una mirada despectiva y procedió a ayudar a Judy a ponerse en pie.
—Vamos, regresemos a casa —insistió Judy, mientras se incorporaba y sentía que la sangre le regresaba a las extremidades.
A pesar de la tristeza que pudiera producirle volver a separarse de su madre, Chloe sabía que tenía otra misión.
—No voy a volver. Mi camino está trazado —respondió la niña y, tras fuertes destellos que salieron de sus ojos y boca, desapareció.
Una leve brisa pasó sobre Judy y Declan que confundidos se miraron sin saber qué hacer.
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CHLOE
Science FictionGanador 1er lugar en los premios Daher 2022 en Ciencia Ficción. Ganador 1er lugar en los Road Awards 2022 en Ciencia Ficción. Ganador 3er lugar en los Historias Awards 2022 en Ciencia ficción. Historia destacada WttpadCienciaFicciónES de julio a se...