𝟑𝟏 | 𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂

492 68 23
                                    

La noticia de nuestro compromiso no fue tanto una sorpresa para nuestro círculo más cercano, quienes decían que eso se veía venir de lejos y más bien era sólo cuestión de tiempo. Aunque sí lo fue el hecho de mudarnos juntos a nuestra propia casa.

Sonaba increíble la idea de formar un hogar junto a ti, y se sentía aun mejor el ver que poco a poco lo estábamos haciendo realidad.

Me adelantaré entonces a la semana en la que comenzamos la mudanza. Una de las mejores, he de decir. Cada momento que pasábamos desempacando y organizando era especial porque así procurábamos que fuera. Incluso los percances. 

No, mejor dicho: sobre todo los percances. 

¡Ouch, Jaelin! —te quejaste del golpe accidental que te di en la cabeza con el cuadro que estábamos colgando en la sala, el cual tuvimos que dejar en el suelo antes de que yo corriese hacia a ti.

¡Lo siento, lo siento!

¿Fue por haberte pisado el pie con el mueble? —recordaste mientras te examinaba—. Qué rencorosa.

Fue sin querer, Minho.

Lo sé, estoy bromeando. 

No tocamos ese cuadro en lo que restaba de tarde, prometiendo que luego lo haríamos. Jamás pasó, por cierto.

Se ve horrible.

Se ve bien, solo tienes que entrecerrar un poco los ojos y alejarte cinco pasos.

Mejor cierro los ojos y me doy la vuelta. Es espantoso, Minho, quita eso de ahí.

Tu gato esfinge de porcelana era bastante extraño, pero aunque no me desagradaba del todo, no pegaba para nada con el resto del comedor; fácil podría terminar por quitarle el apetito a los que comieran ahí.

¿Y dónde lo pongo entonces? —preguntaste.

Porque tenía que estar sí o sí, ¿cierto?

Póntelo en la cabeza —respondí, sarcástica.

Lo tomaste al pie de la letra y posaste el objeto encima de tu cabeza, haciendo equilibrio con él.

¿Así? 

Lindísimo —dije en una mueca irónica, aunque pronto una idea se encendió cual bombilla en mi cabeza—. ¡Oh, ya sé! Lo puedes poner en el librero de la sala.

¡Es verdad!

Tus gustos decorativos eran un tanto peculiares, y por lo general no solían congeniar con mi estilo, sin embargo, no me gustaba negarte nada; ambos viviríamos ahí, y aunque era un reto mezclar nuestros gustos, siempre encontrábamos una manera de hacer que funcionara.

Creamos un buen contraste entre tu perspectiva y la mía de nuestro hogar ideal.

Jaelin, ya apaga eso y ven a dormir.

Espera, solo necesito arreglar unos detalles más.

Jae, tenemos que levantarnos temprano —insististe con cansancio—. Además, con esa luz no puedo dormir.

Que el trabajo nos obligara a madrugar no era un problema, hasta que me tocó diseñar el vestuario de la próxima presentación. O mejor dicho, la gran presentación, la cual sería en Busan. Tenías el sueño muy ligero, cualquier cosa te despertaba y que tuviera que quedarme hasta muy tarde en la noche diseñando, no te hacía descansar correctamente.

Pero la solución fue más pronta que tardía.

¿Cómo no se nos ocurrió esto antes? —pregunté mientras admiraba la solución al problema.

Waiting For Us » Lee Know ; SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora