𝟐𝟐 | 𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂

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Dos semanas habían transcurrido desde la salida al lago con nuestros amigos. Las cosas entre nosotros habían agarrado más fuerza, cualquiera que nos viera pensaría que era éramos una pareja de años, y de hecho, ya había quienes nos consideraba como tal, nuestros compañeros del taller de artes escénicas, por ejemplo, y Jisung ni se diga; no perdía el tiempo al bromear con eso, al igual que Changbin cuando te veía cruzar las puertas de la tienda.

Seungmin en cambio no lo había visto desde el lago, solo hablábamos por mensajes y muy poco. Decía que estaba algo ocupado con las tareas de la universidad, lo cual me parecía comprensible, de todas formas, tampoco es que le reprochara nada. 

Al menos, no hasta que llegó cierto día. 

Esta es perfecta —te dije, elevando la tela a la altura de tu rostro para mejor apreciación—. Combina con tus ojos.

¿No crees que es demasiado...? —dejaste en el aire, dudoso.

¿Demasiado qué? ¿Pomposo? ¿Coqueto? 

Brillante —concluiste—. Tiene mucha brillantina, por todos lados. 

Le da el toque, además, no se sale —aseguré una vez comprobé la calidad de la tela—. Te quedará bien.

Okay, pero, ¿cuál es la necesidad de que confecciones el conjunto? —inquiriste, frunciendo el ceño en una mueca cómica—. Puedo solo probarme alguno de una tienda, me tomas una foto y listo; tú obtienes tu recompensa por ganar la apuesta y yo saldo mi deuda. Todos felices y contentos.

Pues no, ninguno de esos trajes estará a tu medida y ya que el mío tampoco te queda, me tocará hacerlo yo —te dejé en claro—. Además, la apuesta era que tú modelarías el conjunto de porrista para mí, no una foto.

Y ahí estábamos de nuevo. Te había pedido que me acompañaras al centro a comprar telas, y aunque te dije que la razón principal era que quería confeccionar el conjunto de porrista que usarías por la apuesta, la realidad es que había algo más aparte que quería intentar, pero claro, no te lo diría sino hasta mucho después.

Esto ya es tomarse muy en serio una apuesta —comentaste una vez pagué las compras—. Comienzo a pensar que hay algún tipo de fetiche camuflado aquí. —Entornaste en sospecha los párpados—. ¿Debería preocuparme de que esto se vaya a volver parte de nuestra intimidad?

¿Qué cosas dices, Lee Minho? —Di un manotazo a tu hombro, divertida—. Además, te estás adelantando mucho a los acontecimientos, ¿no crees?

Mm, tienes razón —asentiste, pero mantuviste una sonrisa lobuna en tus labios—. Primero tengo que pedirte formalmente que seas mi novia. 

¿Qué no lo somos ya? —pregunté en broma mientras emprendíamos camino a la salida. 

¿Qué? No, todavía estamos en trámites —aseguraste—. Tengo que pedírtelo, ya sabes, a lo cursi, a la antigüita. 

O sea, en una cena romántica a la luz de la luna —dramaticé.

Esa es una buena manera, pero yo tengo otra. 

Por tu tono parecía que me seguías el juego, pero la verdad es que ibas muy en serio.

A ver, ilústrame.

Justo cuando estabas por responder, algo pareció robar tu atención a mis espaldas. Yo, sin ganas de quedarme con la curiosidad, volteé para ver de qué podría tratarse, pero solo alcancé a vislumbrar cómo dos figuras cruzaban la calle.

Waiting For Us » Lee Know ; SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora