𝟐𝟕 | 𝑽𝒊𝒅𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍

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—Okay, okay, ¿pero y la parte en la que le cuentas que estuvieron comprometidos? —Me interrumpe Jisung con exaspero.

—No le conté más allá de nuestros días como amigos. ¿No sería imprudente y arriesgado? —pregunto, genuinamente preocupada por ese hecho—. Tú mismo me hablaste de las secuelas del accidente y cómo noticias muy impactantes podrían tener repercusiones en su cerebro.

—Tampoco estoy sugiriendo que se lo dirías tan directo y sin contexto —explica en una mueca de obviedad—. Tampoco es tipo: «Oye, Minho, resulta que tú y yo fuimos novios, ah, y luego me pediste matrimonio y nos fuimos a vivir a una casita muy bonita casi en medio de la nada donde criamos a nuestros preciosos gatos...»

Ya hace cuatro días desde que estuve con Minho en el parque y le revelé que nos conocemos, desde entonces hemos estado hablando, más o menos, de nuestra relación. Relación de amigos, cabe decir.

No le he dicho que fuimos pareja durante más de cuatro años, muchísimo menos que estuvimos comprometidos. Tampoco que llegamos a vivir juntos... O sea, le he omitido prácticamente el 90% de nuestra historia.

Y sin embargo, me sorprendí en el momento en que Jisung llamó para contarme acerca de cómo Minho, repentinamente, cambió de opinión y ahora ya no va a irse, por lo menos, hasta dentro de una semana más. Así, sin dar razones del porqué.

Obvio que eso solo ha servido para que tanto Jisung como Seungmin, sobre todo Jisung, estén casi que al borde de planear mi boda con Minho, nombre que no ha abandonado nuestras bocas desde que nos acomodamos en mi cama individual, ubicados en triángulo y sentados al estilo indio. Yo por supuesto no traigo puesta la prótesis.

—¿Qué no de eso se tratan las cartas? —tercia Seungmin una vez el otro termina con su dramatismo.

—El contexto, Seungmin, ahí está todo el contexto —apunta Jisung—. Será más suave si se entera así. O sea que lo que trato de decir es... ¿¡y la parte en la que le entregas las cartas!?

Me encojo un poco en el sitio.

—Bueno, sobre eso... 

—Oh, no, no empieces con eso de nuevo, Jaelin —dice Seungmin mientras palmea con aparente frustración sus muslos—. ¿Cuántas veces hemos tenido esta conversación? ¿Cuántas veces aseguras que sí lo harás para que a la siguiente ocasión te retractes y salgas a decir que no?

—Lo sé, lo sé, pero escucha, esta vez es diferente —trato de explicar—. Esta vez en serio creo que lo mejor es no entregarle las cartas. —Veo sus intenciones de replicar, pero continúo—: No hará falta si antes consigo conquistarlo de nuevo.

Ambos se quedan en silencio, analizando lo que acabo de decir.

—No estarás pensando en un borrón y cuenta nueva, ¿o sí? —cuestiona Jisung con sorpresa.

Asiento.

—Justo eso.

—¿Estás segura, Jaelin? —inquiere Seungmin, y por su tono sé que no está muy a favor de la idea.

—No al cien por ciento, es verdad —admito—, pero hablando con él y contándole alguna que otra anécdota, me di cuenta de que es muy poco probable que recupere la memoria aún y con ayuda. Entonces, ¿para qué acudir a cartas con una historia que ya no tiene validez, cuando bien podríamos iniciar una nueva?

—¿Y si el plan de conquistarlo no resulta y al final Minho se va con Miyeon? —vuelve a cuestionar mi amigo con reserva.

Le miro un tanto incrédula. Fue él quien me aconsejó reconquistar a Minho la ocasión pasada, y ahora viene y me sale con cuestionamientos. Quién lo entiende.

—Bueno, no sé, pero literalmente decidió quedarse solo para estar con ella —saca a relucir Jisung.

—Para con eso, Han, que al final me lo termino creyendo —reprocho.

—Es que es así —reafirma él—, ¿sino por qué de repente, cuando ya había dicho que se iría, cambia de parecer y ahora se quiere quedar más tiempo?

Aunque es verdad que es raro, no me quiero hacer ideas al respecto tan pronto. Prefiero que sea el mismo Minho quien me diga el porqué de su cambio de planes.  

—No es garantía —insiste Seungmin—. Mira, no es que no apoye la idea, es solo que en el caso de que la cosa no salga bien, tengas como alternativa las cartas.

—Oh, quizás eso es cierto —apoya Jisung—. No deberías dejar de escribirlas, por si las moscas, pues.

Contemplo lo que sugieren. La verdad es que quizás me he estado dejando llevar por la emoción de volver a hablar con Minho, y ha sido imposible no imaginarnos juntos de nuevo. Pensar en reconquistarlo, en que él pueda darse cuenta de que no es con Miyeon con quien quiere estar sino conmigo. 

Quien no sepa el contexto, definitivamente pensaría de mí como una loca que se mete en relaciones ajenas, pero este no es el caso. Miyeon está compaginada con los padres de Minho para llevar a cabo un plan muy injusto a base de mentiras, y yo no puedo permitir que mi chico sea víctima de tal engaño y se vea estancado en una vida que no merece. 

Aún si resulta que no se enamore de mí de nuevo.

Porque al final de cuentas, este es otro Minho, prácticamente. Uno que no recuerda gran parte de las experiencias que le enseñaron a ser como era.  Y quizás en su "nueva" forma de ser, termine descubriendo que esta Jaelin ante él no es alguien de la que él podría enamorarse. 

Es por eso que no quiero entregarle las cartas. ¿De qué serviría en dado caso? Si no soy capaz de conquistar a este Minho siendo la Jaelin que soy, unas cuantas cartas que cuentan una historia antigua solo lo terminarían confundiendo y capaz, eso empeore nuestra situación.

—Escucha, no tienes que seguir enviándolas si no quieres, tan solo no dejes de escribirlas —insiste Seungmin al cabo de un minuto en el que no he emitido palabra alguna—. Además, el psicólogo te dijo que era bueno para ti hacerlo, ¿no?

Eso es cierto. Llegó un punto en el que ya no se trataba de solo hacerle llegar mis recuerdos de nuestra relación a Minho, sino también como un método de desahogo para mí. Tener que lidiar con las memorias de una historia tan intensa en medio de mi recuperación de la pierna, estaba siendo demasiado estresante y necesitaba descargar el peso de alguna forma. 

Sin embargo, ahora eso es algo que ya no siento tan indispensable como semanas atrás, quizás por lo mismo de que he retomado contacto con Minho y de que me he acostumbrado a la situación de mi pierna, aun y cuando no me ha tocado enfrentarme a mi realidad laboral —ese ya será un mal con el que tendré que lidiar en otro momento—. 

Aunque pensándolo bien... 

—Bueno, ya qué —termino por decir tras un pesado suspiro—. De todas formas, Minho no tiene idea del lugar al que las he estado enviando, así que nunca sabrá de su existencia.

Los chicos sonríen, contentos de que al fin cediese. 

Realmente, tampoco es que me quede mucho que contar en las cartas, aparte de los momentos increíbles en mi noviazgo con Minho que, la verdad, son dignos de plasmar en papel y releer una y otra vez. 

Justamente, en lo que los chicos intercambian palabras, mi vista da a parar a mi mesita de noche. En el costado que está de cara a mí, alcanza a entreverse un dibujito extraño hecho con un rotulador permanente, y a su lado le acompaña un escrito que es imposible que no evoque una sensación cálida en mi pecho.

"Nolmqta".

Sí, a lo mejor culminar las cartas sea lo justo y necesario antes de poner en marcha mi nuevo plan. 

Dejar ir mi antigua historia con Minho para iniciar una nueva.

♦✧♡✧♦

La verdad es que a este fic no le queda mucho, por eso me ando haciendo la pendeja y ando actualizando otras historias (las cuales deberían checar, btw). 
No quedan mucho más de 10 caps. Soy lágrimas. 

Waiting For Us » Lee Know ; SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora