𝟐𝟗 | 𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂

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Woah, Jaelin está sacando los pasos prohibidos.

En una de esas ocasiones en las que con el equipo del teatro nos poníamos de ociosos a jugar entre nosotros, alguien había reproducido una de las canciones que te veía ensayar repetidas veces en casa, misma que usarían en la siguiente presentación. 

He visto a Minho practicarla tantas veces que ha sido imposible no aprendérmela —dije sin el afán de regodearme de alguna forma.

¿Te la sabes de vista? —preguntó uno de mis compañeros, Jeonghan, con cierta incredulidad—. ¿No te ha enseñado nada Minho?

Lo ha intentado, pero yo siempre me termino haciendo la loca.

Pero se ve que eres buena, Jae —le siguió otra compañera, Chaeyoung—. ¿No has pensado en unirte a los de danza?

Qué va, estoy muy bien en actuación —aseguré.

Puedes hacer ambas cosas y hasta más —insistió Jeonghan—. Aquí la mayoría aunque se especialice en algo, saben desempeñarse en lo demás, como Chan; actúa y canta, pero también baila, está en producción, composición y ayuda con los guiones de las obras. 

Sí, así que deberías considerarlo antes de que Yeji lo descubra por sí misma —le siguió Chaeyoung—. Le encanta que los miembros sepan hacer de todo y es bastante persuasiva. 

Una manera sutil de decir que le gusta esclavizarnos —agregó Jeonghan.

La verdad es que sonaba interesante lo que me planteaban mis compañeros. No era un secreto para ti que me gustaba bailar, varias veces me habías visto hacerlo e incluso llegábamos a bailar juntos con la intención de solo divertirnos. Sin embargo, para mí solo era un hobby más de entre los tantos que tenía. Pensar en hacerlo de manera profesional ya era otra cuestión, una muy grande. 

Paralelo a esto, diciembre estaba a la vuelta de la esquina y con ello la boda de Changbin y Soyeon. Finalmente, y después de meses de compromiso, tenían todos los recursos necesarios para no solo casarse sino también para mudarse a su propio lugar.

A medida que se acercaba la fecha del gran día, el nivel de estrés en casa aumentaba. Soyeon, sus amigas, Ji-Eun y yo, nos la pasábamos en el jardín preparando las invitaciones y detalles semejantes, mientras que Changbin, papá y tú se encargaban del espacio en el que se llevaría acabo la boda y fiesta. Todo lo que la pareja tenía pensado tuvo que ser cambiado a último momento para no chocar con las fiestas decembrinas, así que sí, estábamos improvisando en su mayoría. Juro que Bin nunca había perdido tanto cabello como en esos días.

En mis manos tomé la responsabilidad de confeccionar el vestido que Soyeon usaría. Meses antes yo había diseñado los vestidos de las damas de honor, en la cual yo estaba incluida, y aunque de la confección de estos se encargaría la mamá de una de las amigas de Soyeon, ella me aseguró no confiar en nadie más que en mí para darle vida a su vestido de novia soñado, el cual era para nada tradicional y por el contrario, muy Soyeon. 

Así que tan pronto como acepté, me puse manos a la obra y no paré hasta que estuvo acabado. Tú mientras tanto batallabas por mantenerme saludable, ya sea asegurándote de que no me saltase las comidas por la hiper-concentración, o que no perdiese excesivas horas de sueño que ralentizasen mi desempeño en el trabajo.

¿Qué opinas? —te pregunté, enseñándote el maniquí con el vestido—. Aún faltan algunos detalles, pero está prácticamente listo.

Tú te quedaste callado durante unos instantes, contemplado mi obra con una expresión de incredulidad memorable.

¿De verdad lo hiciste tú? —cuestionaste sin apartar tu mirada del vestido.

Waiting For Us » Lee Know ; SKZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora