nuestro felices por siempre

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Luego de recibirse, Harry decidió abrir una clínica veterinaria, dejó de trabajar para sus suegros, y comenzó a atender animales.

En su trabajo le va muy bien, en poco tiempo fue aceptado y querido por mucha gente.

Se mudó a un pequeño departamento cerca de su veterinaria, él cada día es más feliz que el anterior.

Draco al terminar el año sabático, decidió abandonar los negocios familiares y dedicarse de lleno a crear ropa, su verdadero sueño.

Abrió una tienda, es chiquita pero hogareña, mucha gente se queda admirada al ver su vidriera, siempre con diseños extravagantes y hermosos. Draco se refleja en esos diseños.

Harry es su modelo, por lo que tiene muchas fotos de él usando conjuntos brillantes.

•🍃•

Ese día Harry no entiende porque Draco le insiste en ir a su casa de veraneo. Pero él lo sigue, lo seguirá hasta el fin del mundo.

El rubio va manejando, Harry todavía no se acostumbra a andar en moto, pero usa la excusa de abrazar a Draco. Su novio.

Cuando llegan, sigue a su novio hacia los cerezos, los cuales están llenos de flores rosas hermosas. Caminan entre ellos hasta llegar a uno en específico, no es tan grande como los otros, pero ese es especial.

Es el cerezo que plantó Harry con las sortijas de Hermione y Ron, cumpliendo el deseo que hizo la chica antes de morir.

Abre la boca para preguntar que hacen ahí, cuando Draco lo interrumpe acomodando el cuello de su camisa.

Luego se arrodilla y le sonríe.

—Me dijiste que yo iba a poder pedirte matrimonio, y eso es algo en lo que pensé últimamente Harry.

Draco ríe al ver las lágrimas de Harry, su novio es un sentimental. Saca una cajita dorada y la abre, dentro hay dos anillos muy delicados, son plateados y parecen una trenza. Harry también se arrodilla a su lado, y le sonríe.

—Yo creo que ya estamos listos para dar otro paso ¿vos que decís Harry?

—Sí Draco, yo también lo creo.

El rubio emocionado toma uno de los anillos y se lo entrega a Harry, quien sigue derramando lágrimas, pero sujeta el otro anillo y se lo da al rubio.

—¿Quieres que unamos nuestras vidas Harry?

—Sí Draco, dios santo sí, sí, sí.

El pelinegro salta sobre Draco besandolo entre risas y lágrimas, logrando que el rubio también empiece a llorar, murmurando que eran unos idiotas sentimentales.

—Así de idiota sentimental te amo Draco.

—Yo también te amo bobo Harry.

año sabático Donde viven las historias. Descúbrelo ahora