Déjame ser tu reina [Supercorp]

Capítulo 30

—Necesito ser honesta contigo —Lena tartamudeó, con la cara blanca de miedo.

Kara frunció el ceño, confundida, y extendió la mano de Lena entre las suyas, llevándosela a los labios y dándole un rápido beso en el dorso, antes de sostenerla en su regazo mientras le dedicaba una sonrisa torcida:

—Creía que nunca mentías.

—Yo soy la razón por la que te dispararon.

Kara dejó escapar una risa confusa, con una arruga en el entrecejo mientras inclinaba la cabeza hacia un lado y miraba a Lena. No se apartó, porque sabía que perdería a Lena si la rechazaba ahora, y además no sabía de qué estaba hablando, porque Lena no habría intentado matarla. Kara lo sabía sin lugar a dudas, porque a pesar de todos sus defectos, no era una mala persona.

        —¿De qué estás hablando? —volvió a reír Kara, su sonrisa se tambaleó ligeramente.

        —Yo... es... —El rostro de Lena estaba dolorido mientras miraba a Kara, sus ojos le suplicaban, y Kara le dio una pequeña sonrisa que pareció ser suficiente para reforzar el valor de Lena, porque respiró profundamente y bajó la mirada a sus manos entrelazadas—. He... estado donando dinero a una organización antimonárquica.

        —¿Qué? —Kara se rio, su confusión aumentó ante la admisión de Lena

        —La tiradora, Siobhan... es la líder de una organización antimonárquica. Yo... yo... los he estado financiando.

        Sintiéndose entumecida, Kara se limitó a mirarla, observando cómo Lena mantenía la cabeza agachada. No tenía sentido, y no estaba segura de qué pensar, porque ¿por qué iba Lena a financiar un movimiento antimonárquico cuando formaba parte de una monarquía? Había pasado meses en una relación falsa porque no quería renunciar a su título, y ahora decía que había financiado un ataque contra Kara y todo lo que representaba. Su voz estaba ronca cuando respondió, sintiendo un dolor agudo en el pecho.

        —¿Por qué?

        —No sabía... nunca... sabes que nunca aceptaría eso, Kara. Por favor, dime que sabes que no lo haría. Te amo, y me di cuenta ese día. Había estado creciendo durante tanto tiempo, pero la idea de perderte... fue como si despertara algo dentro de mí, y simplemente lo supe. Nunca habría dejado que te hicieran daño —dijo Lena desesperadamente, con una mirada suplicante escrita en su rostro cuando levantó la vista y se encontró con los ojos recelosos de Kara.

        —No lo entiendo —le dijo Kara en voz baja.

        —Sabes lo que siento por mi familia, y tenía dieciocho años cuando conocí a esa mujer. Lo que decía tenía sentido para mí; no necesitamos monarquías. Son un lastre para la economía, y todo lo que hacemos es aparecer en eventos de caridad y no es que marquemos la diferencia. Todos esos libros de ficción histórica rusa ... fue una de las mayores caídas de una monarquía, y Dios, todo lo que salió mal entonces sigue sucediendo ahora. La economía y... y la sociedad, todo sigue siendo un desastre. Aquí, en Krypton, en Daxam. No somos como las monarquías europeas, estamos rodeados de toda esa gente que no nos necesita ni se preocupa por nosotros, y esa es la razón por la que nos metimos en este maldito y estúpido contrato en primer lugar. Empecé a donar dinero a ellos, para mítines y... y protestas. No intentos de asesinato. Yo no... nunca lo haría, ni siquiera por mi propia familia. La vi en la televisión después de que la detuvieran y simplemente... supe que era culpa mía.

        Kara se quedó con la boca abierta, pero no pudo hacer que saliera ningún sonido, se limitó a mirar a Lena con los ojos muy abiertos, moviendo la cabeza de un lado a otro mientras dejaba que Lena se aferrara desesperadamente a sus manos. Saliendo de su asombro, parpadeó sorprendida, como si no reconociera a la persona sentada frente a ella, y se dio cuenta de que tal vez no lo hacía.