Capítulo 12

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Kara pasó otros dos días en Thorul, bebiendo té con Lena, Lex y Lillian, lo cual era tan incómodo como suena, y un día fue a la finca de Lena de nuevo; se sentaron en silencio en las habitaciones de Lena mientras ella trabajaba en el papeleo y Kara dibujaba distraídamente la vista por la ventana para pasar el tiempo. Lena no era muy conversadora, a menos que fuera necesario hablar, y Kara lo respetaba. Trataba de mantener su parloteo al mínimo, tomando nota de los suspiros exasperados de Lena y de las miradas de soslayo cada vez que Kara empezaba a parlotear sobre alguna tontería.

        No hicieron un espectáculo cuando Kara y su grupo se marcharon, eligiendo despedirse dentro del palacio para no tener que montar un espectáculo completo. Lex y Lillian besaron a Kara en ambas mejillas y hablaron en voz alta de que la verían pronto -para beneficio del personal que estaba cerca- Kara presionó un suave beso en la mejilla de Lena y le dio un flojo abrazo, que Lena devolvió sin esfuerzo. Con pequeñas sonrisas, se separaron, con la intención de verse en tres semanas, y una pequeña parte de Kara se sintió aliviada de no tener que fingir durante un tiempo. La ventaja de su relación era que vivían en países diferentes, así que al menos ahora que todo se asentaría después de la gira de coronación, no tendrían que verse todo el tiempo. Sólo para los actos oficiales y las fiestas, y quizás una o dos veces por semana.

        Primero fue a Estados Unidos, donde se reunió con el Presidente y el resto de su gabinete, antes de tomarse un día o dos para ir de compras y visitar un hospital infantil para tener buena prensa. Después fueron a Canadá, y luego a Daxam, donde tuvo que sufrir una cena con el Príncipe Mon-El, y así siguieron las paradas. Hasta que, dos semanas después, abandonó Londres en favor de París, con la noticia de que Lena ya estaba en un refugio de esquí en el lejano norte. A Kara le sorprendió, pero lo cierto es que se moría de ganas de pasar unos días sola, esquiando y alejándose de los asuntos oficiales, aunque para ello tuviera que fingir con Lena.

        Al llegar a la estación, cerca de la base de la montaña, Kara sonrió ampliamente al dar sus primeros pasos en la nieve. Hacía meses que no esquiaba, y la verdad es que estaba emocionada por probar la montaña, sobre todo porque no había estado en esas pistas antes. Sin embargo, primero tenía que ver a Lena y hacer un gran despliegue para los demás huéspedes de la estación. Sin duda, algunos periodistas ya estaban husmeando, sabiendo que Lena estaba aquí, y sabiendo que Kara pronto estaría en Francia. Esperaban poder colar algunas fotos del reencuentro de las dos después de tres semanas de separación, y mientras Kara era conducida rápidamente a las puertas delanteras de la cabaña de madera, respiró hondo y esbozó una sonrisa de emoción en su rostro.

        Había llamado a Lena ayer -la primera vez desde que había dejado Thorul- y habían planeado cómo iría todo, así que cuando entró con un gran alboroto del personal y unos cuantos fotógrafos que intentaban actuar como si fueran huéspedes normales, Kara miró a su alrededor expectante. Vio a Lena leyendo junto al fuego, con un aspecto más relajado que el habitual; Kara dejó que su sonrisa creciera ligeramente. Lena no levantó la vista hasta que el sonido de una niña pequeña gritando emocionada llamó su atención.

        —¡Mamá, es la reina! —exclamó señalando a Kara, que dejó escapar una pequeña risa cuando la niña corrió hacia ella, encontrando su camino impedido por la seguridad de Kara.

        —Oh, vamos —suspiró Kara—, no va a hacerme daño.

        Alex soltó una carcajada desde detrás de Kara.

        —Bueno, es casi tan alta como Maggie, así que podría darle una carrera si lo hace.

        Kara se mordió una sonrisa al ver que Maggie se erizaba ante la burla, y se agachó cuando dejaron pasar a la niña.

Déjame ser tu reina [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora