—¡Tú, asesina! —exclamó Juan, dando dos pasos en dirección a Emilia, que rápidamente se vio protegida por Luisa.
—¿Qué demonios está pasando? —preguntó Luisa, mostrando una ira controlada que nadie en su familia o el pueblo le conocía; su cabello, por primera vez suelto, moviéndose ante el ligero viento que había en la noche.
—Que esa mujer es la asesina de mi hermano —espetó Juan, siendo sujetado de un hombro por Ana —. Ella lo acuchilló hasta matarlo y luego quemó la casa. Ella lo mató —continuó, su voz subiendo a gritos que retumbaban en el silencio de Encanto.
—¡Cállate! —intervino Mirabel, ignorando las ordenes anteriores de su abuela de sostener la calma —Aquí nadie acusará a nadie sin pruebas.
—Es verdad —todos quedaron en silencio cuando Emilia habló en un tono calmado que helaba la sangre, Luisa apartándose un paso de ella y girando a verla —. Yo maté a Carlos, lo acuchillé con el cuchillo de cocina para la carne, no sé cuántas veces porque no las conté, me detuve solamente cuando tenía la certeza que no iba a levantarse de ninguna forma. Me limpie, tomé lo necesario y quemé la casa. No miré hacia atrás al irme.
El silencio se extendió cuando Emilia calló, todos mostrándose atónitos ante semejante confesión. Luisa apenas podía procesar lo que escuchaba, los Madrigal mostrándose impactados e incrédulos, el pueblo incapaz de entender del todo esas palabras, hasta que Juan volvió a hablar.
—Eres una zorra —bramó, soltándose del agarre de Ana y avanzando hacia Emilia —. ¡Tú lo mataste! ¡Él era tu marido y tú lo mataste! ¡Yo no estaba allí para defenderlo y por eso lo mataste!
—¡Y lo mataría de nuevo! —gritó finalmente Emilia, su voz alzándose con firmeza de tal forma que detuvo a Juan en su andar —, Y lo mataría cien veces más, y en cada vida que me lo encontrara lo mataría hasta el cansancio —continuó, sus jadeos interrumpiendo sus palabras por momentos, su seguridad al hablar haciendo que su voz llegase a todos —. ¿Dónde estabas tú cuando lo maté? ¿Dónde estabas antes de eso, cuando él literalmente pagó por comprar a una niña que podía ser perfectamente su hija? ¿Dónde estabas cuando pasé toda la noche gritando mientras él me tomaba como un salvaje? ¿Dónde estabas la primera vez que me golpeó? ¿Dónde estabas cada semana cuando yo tenía que visitar al médico para que me curara los golpes, cosiera las heridas y enyesara los huesos fracturados? ¿Dónde estabas todos esos días en que él se iba de viaje a cogerse putas en otros pueblos y me dejaba encerrada en la casa bajo llave y sin comida? Porque decía que así era menos probable que yo tuviera fuerzas para huir.
El miedo ante los gritos de Emilia se extendía entre los presentes, el recuerdo de su cuerpo golpeado llegando hacia los Madrigal; nunca habían preguntado, pero ahora el aspecto de Emilia, las cicatrices y sus pesadillas tenían sentido. Todos permanecían callados, Juan sin poder apartar su vista de Emilia mientras Luisa recordaba las cicatrices que salpicaban la piel que ella acaba de besar con adoración, una ira ciega extendiéndose por dentro hacia un hombre que ya no existía.
—¿Dónde demonios estabas cuando pedí ayuda y todos me dieron la espalda? Todos diciendo que era mi marido y tenía que aguantarlo, que era mi deber como su mujer —bramó Emilia, su voz rompiéndose por momentos entre los gritos —. ¿Dónde estabas cuando me azotaba con el cinto porque la comida no quedaba como él quería, o porque al comprar en el mercado había hablado de más con un vendedor según él? ¿Dónde estabas la noche que me dio una paliza tan grande que me hizo perder al bebé que llevaba dentro? —un jadeo de terror extendiéndose entre todos ante esa última pregunta acusatoria —. Lo maté, lo maté y no me arrepiento. Lo maté y si reviviera lo volvería a matar, lo mataría las veces que hiciera falta porque era un puto monstruo.
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Tus sentimientos en mí.
FanfictionTres años después de los acontecimientos de la película, a Encanto llega Emilia, quien ha huido de su pueblo después de quemar su casa con el cuerpo de su marido dentro, a quien mat0 en defensa propia por sus constantes abusos. Luisa se convierte en...