Habían seguido a Mirabel hacia uno de los laterales de la casa, Dolores las esperaba allí junto con Bruno, Isabela se había quedado decorando la casa por dentro, aunque ya estaba enterada de todo, al igual que Camilo, quien había estado preparando diferentes áreas seguras en la casa, usando mayormente los antiguos pasadizos de su tío Bruno, que todavía existían incluso cuando Casita se había reconstruido, en caso de que escapar fuera una necesidad.
El silencio que precedió a la conversación tensó a Emilia y a Luisa de forma casi sobrenatural, podían ver perfectamente la preocupación en las expresiones de la familia, pero sobre todo, Emilia podía sentir el miedo que los rodeaba.
—¿Qué sucede? —preguntó Emilia, notando que Luisa tenía un nudo en la garganta causado por el miedo, conocía a su familia, sabía que si estaban allí reunidos con aquella tablilla verde, solo algo malo podía avecinarse.
—Anoche Mirabel y yo nos adentramos en el futuro una vez más, teníamos miedo de lo que podíamos ver, pero quizás era posible para nosotros encontrar una solución, como hace nueve años cuando el milagro estuvo en peligro —explicó Bruno mientras Mirabel le entregaba a Emilia la tablilla, mostrando la imagen que ella nunca había visto, su propia muerte pronosticada dentro de aquel cristal verde.
—Supongo que esto deja claro que no hay otra forma —comentó Emilia, la tristeza apoderándose de su voz, sacando a Luisa de su mente.
—¡No! —bramó Luisa, tomando la tablilla entre sus manos con tanta fuerza que esta se fracturó en pedazos, sobresaltando a los presentes.
—No permitiremos que pase, Luisa —aseguró Mirabel, acercándole a Luisa una empanada hecha por su madre; al inicio Luisa no entendió el gesto, hasta que Emilia tomó sus manos entre las suyas y le mostró los cortes sangrantes que tenía en las palmas. Luisa gruñó por lo bajo, aceptando la empanada y dándole una mordida que curó sus heridas de inmediato.
—¿Es posible detener o esquivar el futuro que Bruno ve? —preguntó Emilia, notando la determinación de aquella familia para salvarla, para proteger a Luisa.
—Nunca ha pasado antes, pero tampoco lo hemos intentado mucho que se diga—respondió Bruno, mirando a Emilia con dolor en sus ojos. Esas personas la querían a ella también, eso no era solo por Luisa, sino por ella.
—Entonces tendremos que intentarlo nosotros —intervino Dolores, tomando la mano de Emilia en un gesto de apoyo y cariño; Emilia le sonrió.
—¿Cómo lo haremos? —preguntó Luisa, entrelazando sus dedos con los de Emilia y relajándose ante la caricia ligera del pulgar de Emilia por el dorso de su mano.
—Camilo está liberando una ruta de escape por los pasadizos que Bruno solía usar, Dolores estará atenta a cualquier comentario o sonido extraño, de cualquiera, dudo mucho que Juan pueda entrar sin que ella lo sepa —explicó Mirabel, mirando entre Luisa y Emilia.
—Antes de la ceremonia yo volveré a ver el futuro, para ver si algo ha cambiado —comentó Bruno.
—Incluso si no fuera así, mandamos a retirar los faroles de la plaza, dejándola despejada, al final la ceremonia y la celebración se realizaran en Casita —continuó Dolores, mirando hacia Mirabel y Bruno, que asentían ante sus palabras.
—¿Eso cambiaría algo? —preguntó Luisa, frotándose el puente de la nariz con los ojos cerrados, le estaba dando un fuerte dolor de cabeza tanto estrés.
—No sabemos si cualquier cambio, por pequeño que sea, puede alterar la visión —explicó Bruno, hablando pausadamente, intentando tranquilizar a Luisa.
—Haremos todo lo necesario para evitar que esto pase —afirmó Mirabel, acunando el rostro de Luisa, quien la miró desconsolada, la opresión creciendo en su pecho.
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Tus sentimientos en mí.
Fiksi PenggemarTres años después de los acontecimientos de la película, a Encanto llega Emilia, quien ha huido de su pueblo después de quemar su casa con el cuerpo de su marido dentro, a quien mat0 en defensa propia por sus constantes abusos. Luisa se convierte en...