La puerta de Casita se abrió lentamente, dejando a Luisa pasar; apenas entró en la sala, se encontró con toda su familia reunida. El primero en correr hacia ella fue Toñito, quien ya era un adolescente alto y se veía muy similar a cómo Camilo cuando tenía su edad, ese año estaría cumpliendo quince, se había convertido en un hombrecito.
Luisa sintió las lágrimas de su primo mojar su blusa durante algunos instantes, antes de que este se apartara entre sonrisas y le dejara el camino libre a Mirabel, quien se acercó a Luisa con un abultado vientre de embarazada que dejó desconcertada a su hermana durante unos segundos.
-Luisa -susurró Mirabel, acunando el rostro de su hermana y sonriendo, aun con lágrimas cayendo de sus ojos.
Se abrazaron, porque seis años era mucho tiempo y Mirabel la había extrañado demasiado; los ojos de Luisa se alzaron hacia el hombre de cabello rojizo y pecas esparcidas por la blanca piel que estaba de pie y miraba hacia Mirabel como si esta sostuviera el mundo, él era Ignacio. Vio a Mariano más atrás, cargando a la pequeña Adela mientras Dolores retiraba hojas secas del cabello rizado de su hijo, quien no dejaba de hablar con Pepe como si se conocieran de toda la vida.
Su tía Pepa tenía una nube lluviosa encima de su cabeza, pero su expresión era feliz, quizás por eso su tío Felix no estaba intentando consolarla, sino que solo la abrazaba. Isabela estaba parada al lado de Emilia, ambas en una esquina de la habitación, sonriendo suavemente ante el reencuentro y haciendo bromas a Camilo, quien había recibido un sermón de su madre antes de que esta le acomodara la ropa y le felicitara por su matrimonio, esto último entre dientes, él no le dio importancia.
Cuando Mirabel se apartó de Luisa, esta pensó que todos parecían en calma, pero esto podía deberse a la emoción del momento solamente, pero Luisa no pensó mucho en ello, en cambio, sus ojos buscaron desesperados la mirada que más deseaba ver, encontrando a su tío Bruno en lo alto de la escalera.
-Ella está con mamá -indicó, dejándole saber dónde estaba Julieta.
-Gracias -dijo Luisa, caminando hacia él y dándole un suave abrazo.
-Me alegra que estés de vuelta -afirmó Bruno, dándole dos palmaditas en la espalda antes de apartarse y dejarla subir las escaleras.
Casita movió los tablones a medida que ella avanzaba, dirigiéndose a la habitación principal, esa a la que nadie entraba nunca, al menos no antes de que ella se fuera. Alzó su mano para tocar la puerta, pero vio la manecilla moverse y, antes de darse cuenta, unos ojos con mirada atónita y más arrugas a su alrededor la miraban incrédulos. Luisa sonrió suavemente, mirando la expresión de su madre, hasta que la realidad llegó a Julieta, quien tiró de su hija hacia ella, envolviéndola en un abrazo cálido que logró hacer llorar a Luisa.
-Está bien hija, estás en casa -susurró Julieta, llorando junto con su hija.
Luisa no estaba segura del tiempo que pasaron allí, abrazadas frente a la habitación de Alma, pero eventualmente se separaron, y los ojos dulces de Luisa, algo irritados, miraron con temor hacia la puerta que brillaba con el nombre de Abuela encima. Julieta tomó su mano, apoyándola como años antes no había hecho, y guiándola hacia adentro.
Luisa no estaba preparada para lo que encontró, la habitación era lúgubre, aunque ella nunca la había visitado antes, no sabía cómo era, pero estaba en penumbras excepto por la luz que entraba por la ventana, cuyas cortinas estabas abiertas. La cama estaba en el fondo, y en el centro de esta, demasiado quieta, yacía su abuela.
-Mamá, Luisa ha regresado -dijo Julieta, tocando con su mano el brazo de Alma.
-¿Luisa? -cuestionó una mujer que Luisa no podía creer que fuera Alma, estaba demasiado delgada, se le marcaban mucho los huesos y tenía el cabello blanco muerto, sus ojos se veían nublados mientras miraba en todas direcciones, quizás intentando que su perdida mente evocara el recuerdo de alguna persona con ese nombre.

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Tus sentimientos en mí.
FanfictionTres años después de los acontecimientos de la película, a Encanto llega Emilia, quien ha huido de su pueblo después de quemar su casa con el cuerpo de su marido dentro, a quien mat0 en defensa propia por sus constantes abusos. Luisa se convierte en...