Capítulo 8: Accords

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Viernes 17 de Octubre del 2014

9:35 p.m.

En cuanto llegaron a la casa de Frédéric, este partió a su biblioteca con la excusa que tenía que buscar algo. Sin embargo, los menores se quedaron preparando la sala de estar del mayor para lo que sería su noche de videojuegos.

- ¿Consola conectada? -preguntaba Walt para corroborar que todo estuviera en orden.

- Listo.

- ¿Super audio también?

- Listo.

- ¿Provisiones?

A lo que ellos llamaban provisiones consistían de suficientes botanas y soda para toda la noche. Frédéric se había ofrecido a prepararles algo pero ambos se negaron rotundamente.

- Listo -dijo Trevor mientras sacaba dichas provisiones de las bolsas de plástico en las que venían.

- Creo que solo queda divertirnos.

- Me gustaría patearle el trasero a Frédéric en esto.

- No creo que los videojuegos sean realmente lo suyo Trevor... además, ¿Frédéric? Creí que le decías Fred.

- Lo hago únicamente para molestarle, debido a que no le gusta.

Walt únicamente rió. Ambos amigos estaban a punto de sentarse en el sofá para disfrutar de su velada cuando de repente escucharon un ruido proveniente del comedor. Ambos se miraron antes de armarse de valor para checar qué había ocurrido.

Al llegar al comedor de la casa, se encontraron con un hombre de gran edad, aunque su cabello deslavado y canoso podrían deberse simplemente al descuido. Poseía una prominente barba. Y su aspecto era desaliñado. Sin tomar en cuenta que parecía estar buscando algo, el hecho de que pudiera entrar a esa casa sin abrir la puerta le preocupó a Walt y se acercó a él.

- ¿Quién eres? -preguntó Walt con algo de amabilidad.

A pesar del tono amable de Walt, en cuanto el desconocido ubicó a ambos chicos, les miró con molestia. Su ceño se frunció y alzó una mano en dirección a Walt y Trevor, y ambos solo sintieron como eran aventados hacia una de las paredes de aquel comedor.

- ¿Quiénes son ustedes y cómo encontraron este lugar? -preguntó el desconocido.

- ¡Nosotros deberíamos de estar preguntando eso! -exclamó Trevor.

- ¡Frédéric! -gritó Walt.

- ¿Cómo conocen ese nombre? -cuestionó el aparente caster.

Justo en ese momento, el dueño de la casa se adentró a la habitación. Con una mano sostenía una hoja de papel que leía animadamente, mientras que con su mano libre acariciaba su espalda baja, como si tratara de calmar un dolor.

- Veo que ya llegaste Kim -pronunció el francés al pasar cerca del desconocido.

Walt y Trevor seguían pegados a la pared.

- ¿Son conocidos tuyos Frédéric? -preguntó el sujeto de la prominente barba.

- ¿Qué? -preguntó desviando la mirada del papel para ver lo que sucedía a su alrededor- ¡Ah! Sí. Kim, te presento a Walt -con un movimiento de cabeza señaló al hombre lobo- y el otro es Trevor.

- ¿Cómo que el otro? -se quejó el único humano presente-. Creí que empezábamos a ser amigos Fred.

- Walt, Trevor -dijo ignorando por completo a Trevor- les presento a Kim. Puedes bajarlos, son inofensivos -dijo tranquilamente antes de tomar asiento en una de las sillas principales de su comedor.

The Dark Side of the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora