Capítulo 11: Soucis

107 3 2
                                    

Sábado 18 de octubre del 2014




10:15 p.m.



Trevor abrió lentamente los ojos, estaba recargado en una piedra grande. Observó lo que había a su alrededor, a veinte pasos de él estaban tres cuerpos desnudos e inertes, se hubiera espantado pero se percató de que estaba rodeado por un círculo de flores de crisantemo blancas.

Esas flores eran una señal por parte de Kim. Antes de entrar al bosque, habían planeado lo que harían en pro de su seguridad, lo cual le tomó por sorpresa. El coreano no quería que él estuviera involucrado en la misión desde antes de llegar a México y lo recalcó nuevamente antes de que salieran del pueblo, sin embargo, estaba claro que no quería que saliera herido.



¿Cómo sabré que estoy a salvo?

Si te llegara a pasar algo, aunque esperemos que no suceda —empezó a explicar el caster de aspecto oriental—, te rodearé con una barrera ilusoria. Nadie fuera de la barrera podrá verte.

— No lo tomes a mal, pero creo que eso no evitará que puedan tocarme.

— En eso tienes razón —pusó los ojos en blanco— pero, por eso también te rodearé con flores de crisantemo blancas. Cualquiera que pise o toque esas flores, caerá profundamente dormido.

¿Cuánto tiempo estarán dormidos?

— Lo suficiente para que hagas uso de la daga que te dio Frédéric —respondió secamente el caster.

¿Puedo preguntarte algo Kim?

— Creo que ya lo estás haciendo —respondió el coreano—. Además, haz demostrado que nada es capaz de detenerte, en cuanto a hacer una pregunta se refiere.

— Es evidente que no te agrado —empezó a hablar Trevor—, ¿por qué tomas tantas precauciones en pro de mi seguridad?

— No tengo nada en contra de ti, ni de tu especie, solamente pienso que eres un obstáculo en esta misión. Sin embargo, te protejo porque eres importante para el hombre lobo y por alguna razón, siento que el hombre lobo empieza a ser importante para Frédéric.

— ¿A qué te refieres? —preguntó extrañado el mortal, arqueando la ceja.

Kim suspiró, antes de sacar un tubo de ensayo rojo de su chaqueta de cuero negra.

— Creo que sabes a lo que me refiero.

Trevor no estaba seguro en su totalidad de a qué se refería el caster. Tampoco estaba seguro de si realmente quería saberlo. Así que optó por no preguntar al respecto, pero sí sobre el nuevo frasco que sacó Kim.

— ¿Qué es eso? —preguntó señalando al frasco.

— Algo similar a un bengala.

— ¿Qué tiene de diferente?

— Tiene la peculiaridad de que se convierte en un fuego artificial tan pronto como se abra el frasco.

El coreano soltó otro pequeño suspiro antes de darle el frasco al mortal, quien dudó en un principio sobre tomarlo o no.

¿No es peligroso?

— Por supuesto que no. Yo mismo lo hice.

— ¿Se supone que eso debe de tranquilizarme?

The Dark Side of the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora