Capítulo 1: Aromas especiales

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Lunes 29 de septiembre de 2014

6:40 a.m.

Walt abrió los ojos lentamente. No estaba dispuesto a comenzar el día aún, no quería hacerlo realmente pero en el fondo sabía que no le quedaba otra alternativa. Volteó a mirar su reloj despertador y soltó un suspiro al darse cuenta que se había despertado veinte minutos antes de que este sonara. Maldiciendo, se levantó para cepillarse los dientes y al salir del baño tanto su oído como su olfato le advirtieron que alguien estaba preparando pancakes para desayunar.

— Debería de ser ilegal que andes semidesnudo por el departamento. No dejas nada a la imaginación.

— Buenos días también Walt —saludó divertido Trevor.

Trevor Brown era el mejor amigo de toda la vida de Walt. Lo había conocido desde que era un niño rubio sin atractivo alguno, hasta convertirse en lo que era hoy. Un chico de facciones atractivas y un abdomen bien definido, producto de visitar el gimnasio cuatro veces por semana como mínimo. Su cabello en ese momento era su rubio natural, pero en ocasiones Trevor gustaba de oscurecer su cabello a un castaño oscuro. Ambos decidieron estudiar la universidad en Rises Hills, Trevor estudiaba Criminología, y Walt quería ser un médico forense.

— Aunque, es una suerte que te vea como un hermano –dijo Walt.

— Eso convierte tu halago en alguna especie de incesto ¿no lo crees? –preguntó mientras lanzaba al aire el pancake que tenía en el sartén, con la intención de girarlo.

— No. Es precisamente porque somos como hermanos que puedo decirte esa clase de halagos. Sobre todo porque soy como tu hermano gay.

— De acuerdo, mi hermano gay hombre lobo —colocó el último pancake en un plato.

Hace dos años, el hecho de que alguien más supiera que Walt era un hombre lobo, le hubiera preocupado. Pero, la situación era diferente al tratarse de Trevor. Trevor no solo le apoyó cuando Walt decidió admitir su sexualidad, sino que tampoco se alejó o le temió cuando le contó que había sido mordido por un hombre lobo, sabiendo que eso lo terminaría por convertir en uno. Era la única persona que lo sabía de manera oficial.

— Debes de sentarte a desayunar esto —señaló los pancakes después de ponerlos sobre la mesa— antes de que vayas por ahí y te comas a un sexy y pobre modelo, actor o lo que sea que te encuentres por ahí.

— Ja, ja. Que gracioso Trevor —frunció el seño y se sentó, dispuesto a desayunar. Trevor jamás lo juzgó por nada de lo que Walt era, pero siempre que podía hacia una broma al respecto.

— Di lo que quieras, pero sé que te mueres de risa por dentro. Además de que te encantaría encontrarte algún sexy modelo o actor de camino a la cafetería, para comértelo y no hablo precisamente de comértelo como si fuera un simple pedazo de carne —se dibujó una sonrisa pícara en su rostro.

— Te recuerdo que tengo novio.

— Ah claro… el que es un año mayor —abrió la botella de miel para rociarla en su desayuno— ¿Cómo dices que se llamaba?

— ¿Y se supone que eres mi mejor amigo? No puedo creer que no recuerdes el nombre de mi novio.

— No me agrada. Lo sabes. Creo que con tu físico, podrías conseguirte algo mejor que él.

— Te agrade o no, es con quien estoy andando.

— Como sea Walt —suspiró—. Ojalá te encuentres con él entonces.

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