Capítulo 13: Étoiles

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Domingo 19 de octubre del 2014



11:00 a.m.



Walt estaba sentado en la rama de un árbol. Observando como Carlos y Frédéric regresaban el bosque a su normalidad, sorprendiéndose aún más con lo que la magia podía hacer.

- ¿Por qué no regeneran los bosques de todo el mundo? -le preguntó Walt en la mañana a Frédéric, antes de ir al bosque.

- Porque sería demasiado complicado explicar tantos milagros en todo el mundo -contestó Frédéric, antes de ponerse sus botas.

- Pero serían de mucha ayuda.

- ¿Exactamente para quién Walt?

- Para el planeta... los animales, el ecosistema.

- Y los mortales solo aprovecharían para consumir más y más.

- De acuerdo. Entiendo.

- No esperes que la magia resuelva todos los problemas. No es posible.


Walt seguía sin agradarle la palabra mortal que usaba Frédéric al referirse a los humanos... o en realidad a cualquier otro ser que no viviera tanto como los caster, le parecía muy despectiva. Como si quisiera decir muggle. Aunque jamás se atrevería a decirle algo al respecto a Frédéric. No por el bien de la amistad que empezaban a tener. Realmente no estaba seguro de poder decir que empezaban a ser amigos, pero sentía que empezaba a tener alguna especie de vínculo o relación con el caster.

- Es asombroso ¿no lo crees? -preguntó Marina.

- Sí -contestó Walt, tratando de no aparentar el estar sorprendido por la llegada de Marina-. Ustedes que pueden hacer magia son asombrosos.

- Me refería a Frédéric.

- ¿Frédéric?

- Sí -confesó-. Ha salvado a esta aldea en más de una ocasión.

- ¿Desde hace cuánto estás interesada en su magia?

- Interesada en su magia es una forma de decir las cosas, aunque no es ese del todo mi interés -Walt bajó del árbol para estar de frente a Marina-. Sin embargo, respondiendo a tu pregunta, yo tenía tan solo ocho años y mi hermano seis y medio.

- ¿Qué ocurrió en ese entonces? -preguntó con notoria curiosidad.

- Un grupo de cazadores querían matar a Carlos, pero sabían que no podrían hacerlo dentro de la aldea, pues todo nahual trataría de defenderle. Por lo que su plan fue quemar la aldea para que todos huyeran y pudieran encontrar a Carlos solo en el bosque.

- ¿Qué sucedió después?

- Tengo vagos recuerdos de haber buscado desesperadamente a mi hermano -suspiró-. Nuestros padres habían fallecido apenas dos semanas antes del incidente.

- Lo lamento -fue lo único que atinó a decir Walt.

- Gracias -dijo Marina, para luego quedarse callada por un rato-. En fin, una vez que encontré a Manuel, tratamos de ayudar a todos los demás a apagar el fuego. Aunque fuese con baldes de agua. Pero las llamas comenzaban a propagarse velozmente.

Walt se percató de cómo Marina observaba a Frédéric. No lo había dejado de ver desde que empezó a contar su historia.

- Entre la desesperación y el miedo, jamás supe cuánto tiempo pasó antes de que llegara él.

The Dark Side of the MoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora