Domingo 23 de noviembre del 2014
10:35 a.m.
Era normal pensar que tras haber llegado a las cuatro de la mañana a Estados Unidos estarían exhaustos y no se despertarían por nada del mundo pero para suerte o desgracia de ellos, un constante golpeteo en la puerta principal cambió sus planes.
Trevor fue el primero en despertarse, aunque de mala gana. Trevor era de esos hombres que prefería dormir únicamente en ropa interior, si acaso, usaba una playera únicamente en días de frío, tal y como lo era en ese día. Bostezando, salió de su habitación y se encaminó a la puerta. Al abrir se encontró con un adulto, no mayor de treinta años, su cabello era castaño, sus facciones eran delgadas. No era alguien que acostumbrara ejercitarse, pero procuraba cuidar de su figura, pues parcialmente vivía de su imagen. Una de las fortunas y también desgracias de ser actor.
— ¡Chris!
— ¿Qué tal Trevor? —alzó la mano en señal de saludo. A diferencia de Trevor, Chris vestía jeans azul oscuro, una camisa azul cielo y suéter rayado en tonos grises— ¿Puedo pasar? —preguntó al notar que el menor no reaccionaba.
— Sí, claro. Por supuesto.
No era que Trevor no quisiera que entrara, pero la verdad no estaba seguro de si Walt y Frédéric habían pasado la noche en el departamento o habían regresado a la casa del caster. Y es que, Chris era el hermano mayor de Walt. No es como si fueran muy cercanos pero, se visitaban de vez en cuando. Y tampoco era como que no se agradaran, sin embargo, desde que Walt había sido mordido por un hombre lobo, habían optado que era mejor no involucrar a nadie de su familia. La distancia que se había formado entre ambos se la podían atribuir a la diferencia de edad que existía entre ambos hermanos, dado que Walt apenas tenía dieciocho años mientras que Chris rondaba en sus veintiocho o veintinueve, Trevor no estaba seguro.
— Traje algo para desayunar —mencionó al entrar, mostrando la bolsa de plástico que traía—. Conociéndolos, no iban a preparar algo hasta medio día.
— No es nuestra culpa que la universidad sea tan agobiante.
— Claro, ¿con eso piensas justificar todos los fines de semana que te quedabas en casa y terminaban desayunando —recalcó esa última palabra haciendo unas comillas con sus manos— a las dos de la tarde?
— ¡Éramos niños!
— Adolescentes.
— Iré a ver si ya despertó tu hermano.
Dijo para excusarse y salir de esa conversación, pero sobretodo para revisar que Walt estuviera en el departamento, sino mandarle un mensaje para que Frédéric los hiciera aparecer en el lugar pero para su sorpresa ambos se encontraban dormidos en la habitación de Walt. Sin embargo, lo que más le sorprendió fue encontrarlos abrazados. Aunque más que abrazados, era como si estuvieran acurrucados. Frédéric tenía su brazo izquierdo debajo de Walt, de modo que su amigo parecía usar el brazo del caster como cojín. Walt estaba apoyado en el francés, y una de sus manos estaba apoyada en el pecho del otro.
Era algo vergonzoso si se lo preguntaban a Trevor. Hace unos meses, ambos no podían estar cerca el uno del otro sin dirigirse miradas de odio y ahora ambos dormían juntos e incluso acurrucados.
— Creo que debí de haber traído comida para cuatro.
Dijo Chris detrás de Trevor, y este último se maldijo a sí mismo por no haber cerrado la puerta al entrar.
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The Dark Side of the Moon
Hombres LoboAl llegar a Rises Hills lo único que Walter Patterson desea a sus cortos 18 años, es una vida medianamente normal. Sin embargo, a los pocos días de llegar su esperanza desaparece al notar que allí también habitan hombres lobo. Cuando pensaba que eso...