Lunes 13 de Octubre del 2014
9:30 a.m.
Walt observaba a Frédéric teclear a una velocidad que hubiera considerado anormal, sobre todo para el caster, pero no estaba sorprendido pues Frédéric estaba lleno de sorpresas. Se encontraban en la cafetería donde el menor trabajaba, ya que Walt había insistido en que no podía seguir faltando a su trabajo pues lo terminarían despidiendo y faltar a sus clases tampoco le causaba mucha dicha y, para su sorpresa, Frédéric accedió a eso y a su petición de anoche sobre dormir el departamento que compartía con Trevor.
— ¿Qué haces? —preguntó Walt mientras depositaba un capuchino en la mesa donde estaba sentado Frédéric.
—Mando por correo la tarea que no pude entregar en persona hoy —dijo vagamente, mientras tenía la mirada fija en su computadora—. Te faltó el pastelillo que ordené con el café.
—Me sorprende que tengas una laptop cuando no tienes un celular —tomó asiento frente a él.
—A, simplemente no me gustan los teléfonos.
—Lo noté al estar en tu casa.
—B, ¿tienes permitido sentarte al lado de un comensal en tus horas de trabajo? —preguntó alzando levemente la vista de la pantalla—. Y c, sigo esperando mi pastelillo.
—Puedo sentarme dado que no hay nadie mas a quien deba atender, y tu pastelillo está terminando de prepararse en el horno.
—De acuerdo —suspiró.
—¿Cómo vas con el hechizo de encadenamiento? —preguntó para cambiar de tema. No era como si quisiera separarse del todo de Frédéric, parcialmente lo odiaba debido a su actitud pedante y tajante pero el caster empezaba a agradarle, además de que seguía interesado en el mundo de la magia.
—Es un hechizo complejo, ya te lo dije. Necesito estar en mi biblioteca para poder investigar más a fondo, pero dado que fui forzado a salir de mi casa porque alguien no podía faltar a su trabajo de medio tiempo y a sus clases una semana —el menor puso los ojos en blanco ante eso—, podría decirse que estoy en un treinta por ciento.
—¿No hay una forma de que avances desde aquí?
— Traje unos libros. No puedo permitirme perder días de investigación tan solo porque... —iba a seguir culpando a Walt, pero el sonido de una campana entrando por la cafetería llamó la atención de ambos.
—Me debes una grande Walt —dijo al acercarse a donde estaba sentado su mejor amigo y depositó una maleta al lado de Frédéric, quien solamente volteó a verlo y el rubio alzó las manos en defensa—. Estamos en un lugar público, no me puedes aventar a la pared de nuevo.
—Podría hacerlo usando mis manos.
—¡Es suficiente de ambos! —exclamó Walt.
—Dile eso al anciano —se quejó Trevor.
—En serio puedo aventarte haciendo uso de mis manos únicamente —advirtió Frédéric.
—Trevor, te agradezco enormemente el favor, ahora vete a clases.
—De hecho, quisiera hablar contigo un momento.
—De acuerdo —rodó los ojos y se levantó para salir junto con su amigo, dejando al caster solo— ¿Qué sucede?

ESTÁS LEYENDO
The Dark Side of the Moon
Hombres LoboAl llegar a Rises Hills lo único que Walter Patterson desea a sus cortos 18 años, es una vida medianamente normal. Sin embargo, a los pocos días de llegar su esperanza desaparece al notar que allí también habitan hombres lobo. Cuando pensaba que eso...