23. Bob.

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— Soy Bob — el joven encapuchado le sonrió. — puedes llamarme Bob

Cale aún se encontraba un poco aturdida, todo había pasado bastante rápido.  Tanto así que recién ahora sentía un brazo que la sujetaba de la cintura y que sus manos estaban sobre el pecho de un extraño que parecía tener un buen físico. Estaban bastante cerca en su opinión. 

Bob no la dejó de mirar en ningún momento, por ello no se perdió el sonrojo que se le empezó a notar en la cara de la chica en sus brazos. Su sonrisa creció debajo de su velo. Cale por otro lado, para salir de ese momento, quito sus manos del pecho del chico y empezó a hablar soltando una tos falsa. 

— Ejem... gracias por su ayuda señor Bob. — debió un poco la mirada. 

— No fue nada, señorita... — saco su agarre de la cintura de la joven.

— Soy Mía.  — sonrio de lado haciendo una pequeña reverencia. 

Cale no tenía ganas de lidiar con críticas sobre que ella es una basura y todo ello, por lo menos esta noche, por lo que decidió volver a usar el nombre que dio en aquel bar. De todos modos ella sospechaba que "Bob" no era el verdadero nombre de ese muchacho, ya que era un nombre muy común. 

— Un placer conocerla, señorita Mía. – hizo como ella y dio una pequeña reverencia. 

Ellos se miraron fijamente por un momento. Cale pudo notar que Bob estaba vestido de ropas negras pero bastante elegantes, por lo que dedujo que un aldeano común no era, además de que se cubría la mitad del rostro claramente para ocultar su identidad.  

Ella también no pudo evitar notar los ojos del chico, eran oscuros, no al grado de ser completamente negros pero al ser de noche se veían oscuros. Ella pensó que eran lindos y el brillo que ellos tenían eran cautivadores. Por la mitad del rostro que mostraba pudo ver que su color de piel era chocolate y su cabello igual. Tenia curiosidad por aquel chico, pero su observación fue interrumpida por una voz ni grave ni aguda... era una voz atrayente. 

 — Disculpa mi incumbencia, pero ¿que hace una señorita como usted estando sola de noche? Podrían pasarle cosas como la de hace un momento o peor. — mostró su preocupación. 

Cale se estremeció un poco, tenía que pensar en que decir ahora.

— Bueno... tenia ganas de salir a tomar un poco de aire.  (Además no estoy completamente sola)- dijo mientras miraba a la distancia con un poco de tristeza.  Luego se encogió de hombros. — Quería ver un poco la ciudad. 

— Ya veo, no eres de por aquí por lo que veo.

— (maldita sea, que agudo) Si, tienes razón.  No soy de aquí, aunque estoy segura que alguna vez me Trajeron a este lugar. 

Hubo un breve silencio entre ambos. Cale quería decir algo pero Bob se le adelantó.

— ¿Le molestaría que le hiciera compañía? Podría mostrarle algunos lugares. (Ahhr ¿qué me pasa? Claramente quiere estar sola, se va a negar.) — se medio arrepintió al decir sus palabras. 

(¿Quiere estar conmigo? Algo debe querer de mi...)- penso ella.

Cale fue tomada por sorpresa, no espero que la invitaran así. Sin embargo miro la hora y aún había tiempo antes de volver a la mansión.  Además Choi Han y el dragón aún deberían estar buscando las bombas y ella había tirado su cerveza. 

— Umm... de hecho no me molesta. Seria algo bastante gratificante la verdad. — le dio su mejor sonrisa. — Gracias señor Bob, por favor guiame. 

Bob quedó inmerso en esa sonrisa por un momento. 

La heroína rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora