34. Hacia Ubar.

1.4K 121 19
                                    

Cale estuvo durante una semana en el castillo del príncipe heredero.

En ese transcurso recibió un buen tratamiento y pudo descansar, además de tener las visitas de Eric que venía a ver como estaba la condición de Cale y a jugar con los niños. Claro que Eric quería ganarse el efecto de los niños, así que siempre se aseguraba de traer algunos dulces o algún que otro regalo.

Sin embargo, Eric no fue el único que decidió traer regalos, ya que en esa semana de vez en cuando el príncipe heredero, Alberu, venía a ver a Cale y con el venían incluidos dulces y regalos para los niños y Cale.

Los niños habían recibido, además, uno que otro atuendo. Y por supuesto que el más contento era Hong porque los trajes que le traía el príncipe eran muy lindos y finos, cuando se los probó se sintió de la realeza. A Cale le divirtió ver como jugaba con On a ser príncipe y princesa.

Para Cale, Aberu le había regalado algunas flores (recomendado por los niños) y algunas joyas, entre ellas unos aros y una peineta con esmeraldas incrustadas.

Y por más que Cale no lo quisiera admitir, estaba encantada con esos regalos. Ella realmente amaba las joyas.

Actualmente, Cale bajaba del carruaje. Pero no estaba sola, ya que alguien la ayudó a bajarse de el.

Estando abajo miró a quien le sostenía la mano todavía. Alberu Crossman le sostenía la mano con una sonrisa cegadora. Cale quería hacer una mueca pero evito mostrarla.

El nombrado soltó la mano de Cale y ofreció su brazo para que ella se agarrase de él. Ella así lo hizo. En ese momento Alberu miró de reojo a Cale y vio como estaba vestida.

La pelirroja llevaba un vestido negro con decoración en blanco con detalles negros. Iba peinada con un rodete bajo decorado con la peineta y aros que él le había regalado.

Ver estos últimos detalles lo hizo sonreír, incluso de dio ganas de regalarle más cosas para que ella usará.

- Se ve muy hermosa el día de hoy, joven señorita Cale.

- Gracias su alteza, pero usted rebosa grandeza y elegancia.

- Gracias. - él sonrió y comenzó a caminar. - ¿puedo preguntar el porqué de su elección de vestuario?.

La verdad a Alberu le sorprendió verla con colores muy oscuros. Claro que resaltaba su piel, pero en esa semana que estuvo en su castillo nunca la vio usar negro.

Cale asintió y respondió.

- Vamos a asistir al funeral de quienes desafortunadamente no lograron sobrevivir a la explosión, así que lo correcto es vestir de negro. - su mano tembló ligeramente. - Pero también celebramos a los héroes, por lo que no me parece estar completamente de negro. Simplemente eso.

Alberu asintió para sí mismo. Pero hubo algo en la mirada de Cale que lo hizo reflexionar...

-(No parece que le guste asistir a funerales...)-

Recordó su cara se había desmoronado por una milésima de segundo antes de volver a la normalidad.

-( Bueno, después de todo es comprensible. Yo siento igual)- negó ligeramente con la cabeza y habló.

- Ya veo, comprendo su punto. Creo que su pensamiento y el mío no están muy lejos.

Cale volteo a verlo y noto que a pesar de que él estuviera de negro con chaleco y pantalon, decidió usar una camisa blanca en vez de ponerse de todo negro.

- comprendo. - Cale miró al frente. - Su alteza, realmente me siento honrada de que alguien con su grandeza acompañe a esta humilde dama a la ceremonia, pero no entiendo porque decidió hacerlo.

La heroína rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora