27. Lo pensarás dos veces...

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Esa misma noche, Cale al llegar a la mansión henituse fue abordada por preguntas provenientes de un mayordomo con una sonrisa extremadamente benigna, dos niños furiosos, un espadachín enojado y un chef con el ceño fruncido.

A decir verdad, cuando Cale llegó su labio ya estaba curado y su nariz había dejado de sangrar, pero aún quedaban rastros de sangre en su vestido, un poco en su rostro y en el pañuelo, antes blanco y con bordados de oro perteneciente al tercer príncipe, que sostenía en su mano.

Cuando Ron la vio así, la reviso de pies a cabeza para comprobar que estuviera bien, la llevo a su cuarto y la obligó a bañarse, pero en el trayecto de camino a su habitación fue vista por los demás miembros de la casa, preocupandolos.

Así que en ese momento Cale, que estaba de pijama, se encontraba sentada en un sillón siendo interrogada por los antes mencionados.

— Joven señorita. — hubo un ligero estremecimiento por parte de la nombrada antes de mirar a Ron.— Díganos... ¿por qué razón su vestido tenia sangre? ¿Y de quien era? Este mayordomo tiene mucha curiosidad.

Cale aún estaba callada. Sentía como si hubiera hecho algo extremadamente malo mientras veía a su fiel mayordomo que se cruzaba de brazos. Los niños estaban parados uno a cada lado de Ron del mismo modo que él.

Choi Han desde atrás estaba metiendo y sacando la espada de su funda mientras entrecerraba los ojos consentrado en algo. Beacrox, por otro lado, estaba afilando meticulosamente un cuchillo en un costado.

Por su parte el dragón era invisible, pero viendo las acciones de Choi Han, se podría decir que le estaba contando todo a él.

Cale, aunque un poco dudosa respondió.

— Uhg, bueno, la sangre era mía. Y fue porque me golpearon. — ella miró de reojo a Ron.

Los niños estuvieron a punto de ir hacia ella y revisarla, pero algo los detuvo.

Entonces vio que Ron había puesto sus manos en los hombros de los niños como reteniendolos, o más bien reteniendose a si mismo.

Inmediatamente siguió hablando.

— Bueno, en realidad, fingí el golpe. Aunque se me pasó un poco la mano. — dijo escondiéndose de hombros restandole importancia.

Cale no lo vio, pero hubo una mirada asesina en el rostro de Ron por una milésima de segundo, antes de volver a poner una sonrisa benigna, pero una muy aterradora.

— ¿Y quien fue quien la golpeó?

— ¡Si!, ¡¿Quién fue el bastardo?!— Continuo Hong.

Nadie lo corrigió en su modo de hablar, no era el momento para reprender al niño.

La pelirroja estuvo a punto de responder, pero en ese momento se le adelanto una voz cargada de amargura y odio.

— Venion...

Choi Han miraba con furia la alfombra en el piso. Cale sintió escalofríos ante esa mirada y casi titubea al hablar.

— S-si, fue él.

Aunque con una sonrisa, podía verse claramente en su rostro como una vena aparecía en la frente de Ron.

— Entonces, joven señorita ¿por qué se dejó golpear?

— Como dije antes, fingí ser golpeada. — corrigió antes de seguir.— Lo hice para vengarme de ese bastardo psicópata que no me dejaba de molestar.

Cale pensó en las cosas que le había dicho Venion en la cena. Se froto los brazos con la simple idea de pensar en casarse con un imbécil como él. Ni en el infierno lo haría.

La heroína rubíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora