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1 Semana después...

Había pasado una agitadora semana desde que el nuevo integrante de la familia Haddock nació.

Para su suerte, Drago no había optado en invadir una vez más su isla. Pero eso no quitaba que los jefes de Berk aún tenían su agenda muy agitada y el hecho de tener un bebé recién nacido no les ayudaba mucho.

Los llantos del pequeño Estoico despertaron a Astrid en la madrugada otra vez, la escudera gruñó, antes de sobarse un ojo y disponerse a levantarse para atender a su hijo. Sin embargo, su esposo posó una mano en su cadera y la retuvo en la cama, mientras que con la otra terminaba de ponerse la prótesis.

-Iré yo, tranquila. Tú sigue descansado.- le dijo en voz baja, se puso de pie y caminó hacia la cuna de su hijo.

La rubia vió cómo el castaño tomaba al bebé en brazos y comenzaba a arrullarlo, esbozó una pequeña sonrisa en su rostro, luego cayó rendida en sus sueños de nuevo. Agradecía que Hiccup la ayudara con el cuidado del pequeño.

Estoico era muy hermoso. Tenía los ojos grandes y azules como su madre, la forma de la cara y de la nariz como su padre, pero su cabello era de un tono rojizo como el de su abuelo.

-Eso es, hijo, a dormir.- susurró Hiccup contra la frente del pequeño, antes de dejarle un suave beso.

No obstante, cuando iba a dejar a Estoico en su cuna, creyó escuchar unos gruñidos de pelea en su jardín, así que se asomó por su ventana y la vió. Allí estaba su hija mayor, con su armadura, entrenando con el señuelo de madera y su hacha.

Dejó a su hijo en su cuna y bajó al primer piso para salir a hablar con su hija. Zephyr no siquiera sed dió cuenta de su presencia, hasta que habló.

-Por si no te has dado cuenta...- comenzó a hablar cruzándose de brazos y captando la atención de la ojiazul- Estamos de madrugada, Zeph.- señaló lo obvio, alzando una ceja.

Le futura jefa bajó su hecha y relajó su postura. Se notaba que estaba cansada, pero en sus ojos había un brillo inusual, uno que dejaba ver lo determinada que estaba al entrenar.

-Sí, lo sé.- respondió la adolescente con simpleza- Pero llevo entrenando en las madrugadas desde hace un buen tiempo, desde la redada para ser exactos.- reveló de forma neutral.

Pero en su padre sí se notó la sorpresa ante sus palabras.

-¿Pero por qué? ¿Cómo es que no nos dimos cuenta?- cuestionó su padre.

Zephyr sólo ladeó la cabeza y se encogió de hombros.

-Mamá y tú han estado muy ocupados. También el embarazo de mamá me favoreció, ella se cansaba más rápido y tú la atendías, incluso con tus deberes aún pendientes.- dijo ella- Así como ustedes hacen sus partes, yo también quiero hacer la mía. La cual es estar preparada para cualquier batalla, estamos en tiempos de guerra.- terminó.

Y a Hiccup aún le sorprendía lo madura que puede llegar a ser su primogénita.

-Bueno, tu mamá se esforzó mucho para hacer dormir a tu hermano y tú lo despertaste.- le dijo con más seriedad.

-Perdón. Esta vez sí me metí de lleno al entrenamiento que no me dí cuenta que estaba haciendo bulla, ni tampoco lo escuché llorar.- se disculpó algo apenada.

-¿Por qué estás tan enfocada en entrenar ahora? ¿Por qué después de la redada?- cuestionó el ojiverde nuevamente.

La joven suspiró profundamente, antes de responder.

-La mirada penetrante y fría con la que me miraba Nuffink no sale de mi cabeza.- confesó con pesar- Él es mi hermano, lo amo como tal y siempre lo haré, lucharé lo que tenga que luchar para que vuelva con nosotros, no importa qué. Pero si tengo que pelear contra él, también lo haré. Él estaba dispuesto a atacarme y yo iba a responder si mamá no hubiera llegado con Tormenta para sacarme de ahí. Ese día, mi hermano me dejó ver de lo que es capaz y yo no quiero quedarme atrás, quiero estar a la altura para pelear y salvarlo. Ya lo perdí una vez, eso no va a volver a pasar.- terminó de hablar con los ojos cristalizados y cuando una lágrima rodó por su mejilla, la secó rápidamente.

¤AFTER ALL¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora