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Él despertó con un dolor agudo en la cabeza, abrió muy lentamente sus ojos, hasta poder enfocar su entorno y, con un quejido de dolor, logró sentarse sobre la cama en la que estaba; pero no logró ponerse de pie, pues su muñeca derecha estaba esposada a uno de los palos que sostenían la cabecera de la cama.

Después de dió cuenta de en dónde estaba, no era difícil deducirlo, pues todo estaba como lo había dejado ese fatídico día. Incluso la cama que antes era demasiado grande para él, ahora era de medida justa para su cuerpo.

Trató de verse en el espejo que tenía colgando sobre una mesa, en una pared de su cuarto, allí pudo ver qué tenía una venda limpia alrededor de su cabeza, aunque pudo ver una pequeña mancha de sangre que tenía en la nuca.

Se estremeció cuando la puerta se abrió, dejando ver a su padre y a su hermana detrás de la misma.

-Vaya, has crecido bastante.- logró pronunciar Hiccup, después de unos segundos observando a su segundo hijo. El jefe tenía uno de sus brazos alrededor de su torso y sostenía con fuerza en el lado de sus costillas derechas.

Él entró a la habitación seguido de su primogénita, quien empezó a cojear para movilizarse, debido a la gran cortada que su hermano le había hecho el día anterior.

Nuffink vió con cierto remordimiento la venda que Zephyr llevaba en su muslo izquierdo y cómo ella trataba de ocultar el dolor el su rostro, pero su intento era nulo.

-¿Cómo te sientes? ¿Te duele mucho la cabeza?- volvió a hablar el mayor al notar que su hijo no iba a decir nada.

-No quiero estar aquí.- espetó el rubio, alejando todo sentimiento de "debilidad" para sólo demostrar enojo hacia ellos.

-Nuestro padre te preguntó si estás bien, no si quieres estar o no aquí.- respondió la ojiazul también molesta por la actitud del menor.

-Claro, como si les importara.- musitó él con sarcasmo- ¿O tengo que recordarte que fuiste tú quien me golpeó, Zephyr?- arremetió fulminándola con la mirada.

La castaña lanzó una risa irónica.

-¡Tú estabas por matarme, psicópata!- atacó perdiendo la paciencia- Era la única manera que tenía para evitar que lo hagas y de paso traerte aquí y resguardarte. Tal vez no te hayas dado cuenta, pero allá afuera, en el Gran Salón, hay una turbia exigiendo tu cabeza por traidor, nuestra abuela y tíos están controlando la situación, pero no sabemos si te vas a librar de esta. Tienes que volver con nosotros, Nuff, somos tu familia; si te rindes y dejas a Drago, podrás vivir en paz aquí, en Berk.- le dijo calmándose nuevamente.

-¿De verdad creen que YO soy el traidor?- cuestionó con ímpetu- ¡USTEDES SON LOS JODIDOS TRAIDORES! ¡USTEDES ABANDONARON A SU FAMILIA!- gritó colérico.

-¡YA FUE SUFICIENTE!- gritó Hiccup de la misma forma, pero después se arrepintió por el dolor que le causó en sus golpeadas costillas, aunque sí agradecía que ninguna estaba rota- ¡Tu hermana sólo tenía 8 años, no podía hacer nada para salvarte, joder!- bramó frustrado por la actitud cerrada del ojiverde.

-Y tú sabes que lo intenté, Nuffink, sabes que lo intenté.- sollozó Zephyr con la voz entrecortada y los ojos cristalizados.

Ya no aguantaba más el dolor de su corazón.

Nuffink no dijo nada, sólo bajó la mirada, tenía un huracán de emociones dentro de sí mismo, no sabía qué pensar o qué hacer.

Los recuerdos de aquel día de su secuestro vieron con rapidez a su cabeza, recordó cómo su hermana mayor enfrentó a Johann para evitar que lo lastimen, pero no lo consiguió. ¿Cómo una niña de 8 años iba a ganarle a un hombre experto en pelea?

¤AFTER ALL¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora