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Un joven rubio de 17 años observaba, desde la proa del barco de su "padre", cómo sus dragones acorazados atacaban la que antes era su isla.

Él dejo escapar un jadeo de su garganta, mientras miraba con una expresión neutral el ataque.

-¿Estás listo?- la voz de Drago, justo detrás de él, lo hizo sobresaltar. ¿Cómo llegó a su lado sin escucharlo?- Pronto vamos a llegar.- le avisó.

-Sí.- musitó el chico en un hilo de voz, el cual casi fue audible.

-Nuffink...- lo llamó con más seriedad en su voz y tomando su hombro para girarlo- No quiero debilidades.- le ordenó.

-Que estoy listo.- volvió a decir el ojiverde con mucha más firmeza en su voz.

-Listos para desembarcar, Drago.- anunció Johann apareciendo a un lado de ellos, junto a Assa.

-Bien. Llegó la hora de matarlos.- anunció con frialdad, mientras se alejaba para descender del barco e ir a la batalla.

-Nuffink, no tienes que...- la castaña intentó hablarle al Haddock, pero éste la fulminó con la mirada.

-Concéntrate en acabar con ellos, ese es tu trabajo aquí.- espetó y la dejó sola con la palabra en la boca.

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-¡Patán, Tacio, Tilda! Vayan con sus dragones a derribar cuantos barcos les sea posible.- les ordenó Astrid, al mismo tiempo que todos salían del Gran Salón al escuchar el cuerno.

Los 3 mencionados corrieron hacia sus dragones, pero antes de dirigirse a la flota enemiga, fueron a sus cabañas por sus armaduras.

-Mamá, Bocón; repartan las armas a nuestros vikingos guerreros.- indicó ahora Hiccup, los susodichos asintieron y fueron a hacer los pedidos.

-Eret, ve a ponerte su armadura y pelea en tierra. Patán, tú también ponte a armadura y dirige a los dragones en el aire.- volvió a hablar la jefa con un aterrado Estoico en brazos.

-Mamá, yo pondré a resguardo a mi hermano con los otros niños.- le dijo Zephyr y tomó a su hermanito, después de subió en Fidella- No se preocupen, luego iré por mi armadura. Los veo en el campo de batalla.- les confirmó, mates de lanzar un grito y hacer que su yegua empiece a correr.

Tras aquellas palabras de su hija, el jefe chifló con sus dedos para llamar a Chimuelo y Tormenta, quienes volaban sobre ellos para evitar que ningún dragón de Drago llegue a lastimarlos. El matrimonio subió a sus dragones y volaron hasta su casa para ponerse sus armaduras en tiempo récord.

-Iré al lado sur de la isla, tú al norte.- indicó Hiccup, mientras se subía a su caballo, pues sus dragones ya tenían que pelear una guerra en el aire.

Su esposa asintió y tomó su hacha junto a una espada de repuesto.

-Solo no mueras.- le pidió con una leve sonrisa de lado, antes de salir corriendo y atacar a sus enemigos. Hiccup la observó unos segundos, después cabalgó por el camino opuesto al de ella.

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Assa estaba abrumada, no tenía ni idea de qué hacer.

Por un lado tenía que pelear por Drago, llevaba su armadura y cualquier berkiano que la veía, intentaba asesinarla. Así que optó por esconderse detrás de una cabaña para pensar en un mejor plan, pues tampoco era un buenísima idea el revelarse en contra de Drago y tener su sed de venganza en contra de ella.

¤AFTER ALL¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora