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-¡Hiccup, ten cuidado!- le gritó Patán a si primo en cuanto vió que uno de sus enemigos había aprovechado que él bajó la guardia e iba a atacerlo.

El jefe tomó un escudo que estaba en el suelo, lo usó para cubrirse del ataque y alzó su espada para devolver el ataque, así matándolo.

-¡Debemos ir por Astrid!- gritó con cansancio, estaban peleando desde la tarde y ya había anochecido.

-¡Primero debemos detener esta carnicería! ¡Ya tenemos muchas bajas!- anunció Atali viendo el desastre a su alrededor.

No obstante, los dragones de Drago comenzaron a alejarse de los dragones liderados por Chimuelo y Tormenta; los soldados vestidos de negro no dudaron en hacer lo mismo y descendieron de la isla para llegar a sus barcos y reagrupar su flota a unos metros de la isla.

-¿Por qué se retiraron? ¡Iban ganando!- exclamó Brutilda, cuando los líderes de los aliados y sus amigos se acercaron al borde para ver mejor el raro panorama.

-Debe ser un plan de Drago.- supuso Mala.

-Es el momento de ir por Astrid.- habló de nuevo Hiccup, sin embargo, antes que pueda dar un paso hacia su dragón, su madre se interpuso colocando ambas palmas de sus manos en su pecho.

-Espera, hijo, no puedes lanzarte así al peligro.- le dijo con firmeza, pero el ojiverde ni se inmutó- A todos nos preocupa Astrid, pero Drago tiene a todos sus dragones y guerreros resguardando su barco.- señaló para convencerlo.

Su hijo suspiró con resignación.

-¿Qué proponen? ¿Esperar y dejar a mi esposa más tiempo con ese sujeto?- preguntó molesto.

-Tal vez sea la única opción que tenemos.- habló Heather tomándose su brazo izquierdo, pus tenía una cortada en este.

-Lo que ella quiere decir, es que no hay manera de penetrar el barco de Drago, no siquiera con nuestros dragones.- intervino Patapez al ver la mirada asesina de su amigo hacia la chica de cabello negro.

-Lamento decir esto, Hiccup Haddock, pero es escencial descansar en estos momentos que ellos se han retirado.- la jefa de la isla volvió a hablar- Si ha retirado a su armada, es porque no le hará daño a Astrid. Lo sé, porque es una estrategia de muchos jefes, atrapar a un elemento relevante en la formación de su oponente para interrgarlo. Eso debe pasar ahorita con Astrid Hofferson.- mencionó para tratar de calmar al ojiverde, quien no tuvo más que hacer que darle la razón a sus amigos.

-Ustedes vayan a hacer lo que deban hacer con los heridos y fallecidos, yo me quedaré aquí, hasta que Drago haga otro movimiento y me entregue a mi esposa.- dijo determinado y se dejó caer sobre el pasto para sentarse a quedarse a vigilar.

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Una inconsciente Astrid seguía colgando de las cadenas, no soportó mucho los constantes y fuertes golpes del fornido pelinegro a su estómago.

-Drago...- su aliado entró a su oficina.

-¿No sabes tocar?- le regañó Drago en un gruñido, eso hizo que Johann frunciera el ceño- Dime que tuviste éxito.- pidió relajando sus expresiones.

-Así es.- afirmó- Tengo al más pequeño, pero está inconsciente.- informó y su aliado sonrió.

-Bien. Mañana a primera hora regresaremos a esta tonta jefa con su débil esposa, por ahora, no necesitamos atormentarlos más.- dijo victorioso, antes de salir de la habitación para dejar a la Haddock-Hofferson sola.

¤AFTER ALL¤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora