ⅩⅠⅤ | El BettFight

125 8 25
                                    

Nada pasó con el Doctor Hisawa. La misma noche de su intento de secuestro durmió en la tranquilidad de su casa mientras el resto de los Principales trabajaban a contrarreloj para calmar a la prensa. En especial a Nellie Hoover.

El Principal Nilam no volvió a pisar el Olimpo hasta el alba y, en vez de irse a descansar a la residencia, despertó a todos con regaños y gritos para hacerlos trabajar el doble en su sesión de Desarrollo y Expansión; pero su sufrimiento no terminó ahí.

Se ve que el intento de secuestro despertó algo en todos los Principales, pues la momentánea liberación de su presión por ganar en la prueba final se ve que solo estaba dormida dentro de ellos y se ha vuelto a despertar por las ansias de el próximo gran evento. El testeo anual.

Aunque ninguno de los Principales dejara de hablar de eso día y noche, ninguno de los reclutas sabía de lo que trataba. Eleanor fue la única que se pudo armar con el valor suficiente para preguntarle a la Principal Dai en la clase "El Bien o el Mal" qué era el testeo y la Principal no reaccionó de otra manera que reírse escandalosamente de su ignorancia.

—Es el día anual en que todos los jefes mundiales y aditheos se reunen en la Corporación.

—Sí, pero, ¿por qué? ¿Para qué?

—Para ver el progreso de los reclutas y los nuevos proyectos en que trabajan los investigadores —contestó, como si fuera algo obvio—. El testeo es bastante caótico. Siendo sincera, es un poco divertido ver a un montón de personas que se odian entre sí siendo forzadas a convivir, pero me asquea pensar que todas esas personas petulantes estarán preparadas para cuestionar del Doctor y criticar todos los sacrificios que los investigadores y aditheos hacemos para mantener el equilibrio del mundo. El testeo es más importante que el inicio de temporada. Todos los ojos estarán sobre la Corporación, y cada uno de sus integrantes. Incluyendolos.

—¿Por qué? La Corporación no tiene nada que ver conmigo —se quejó Valentino. Deven tocio— Bueno, "nosotros" —se corrigió.

—Claro que tienen que ver. Ustedes son futuros aditheos. Próximos salvadores del mundo. Un reflejo de lo que el Doctor y sus principales, en su caso yo, le brindamos a la sociedad. ¡Por lo que deben de ser magníficos en su presentación! Y lo mismo va para el resto —dijo amenazante—. Les digo por experiencia propia que en el testeo nadie pasa desapercibido. La mayoría de las desgracias de mi vida ha sucedido por impresiones que he dado en el testeo. Siempre tendrán a alguien vigilandolos. En esta clase de eventos, ustedes son los representantes de sus Principales. Deben comportarse como tal. Ellos tienen una imagen que mantener. No se atrevan a humillarlos. Es su deber a la Corporación, y a la sociedad, dar lo mejor de ustedes. Sin fallos.

La Principal Dai mas que aclararlos, les generó más dudas y no se preocuparía en aclararselas con la excusa de que: "En el Testeo lo entenderian".

Las semanas pasaron con los reclutas de la 14va generación estudiando hasta el cansancio y frustrando por sus desempeños en las prácticas de combate.

Deven entreno un sin fin de veces para que sus plantas no se enredaran alrededor de su cuerpo al intentar alzarse en ellas, o que no le apretaran tanto como para dejarle sin oxígeno. Sin mencionar que tampoco ha podido descubrir más información relevante sobre el resto de sus compañeros, como le sugirió Dai a escondidas para tener ventaja para el testeo, además de que a Charlie le fascinaban los batidos que Meg le preparaba.

—¡Sabe a arcoiris! —exclamó la rubia, temblando de la emoción junto a Amber, exprimiendo la fría bebida entre sus manos— ¡Es tan bueno que casi no siento mis neuronas!

—¿Y cuando sí? —murmuró Valentino, apoyado en el mesón a su lado al beberse el batido que aceptó como ofrenda.

Eran las ocho de la noche del viernes 3 de noviembre del 491 D.E. y otro fin de semana libre volvía a llegar. Toda la generación estaba en la cocina reponiendo energías después de una dura jornada de responsabilidades, siendo visitados por Meg, como ya era costumbre.

El Destino de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora