ⅪⅠ | La Tregua de Meg

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Deven estaba impresionado por la habilidad del Principal Nilam. Definitivamente no lo estuvo cuando se encontraba dentro de una gran burbuja rosada que el Principal había creado para encerrarlo a ellos dos y al Principal Dai por más de tres horas. Sino que se quedó paralizado cuando esta se desintegró y se dio cuenta que en el mundo exterior el tiempo apenas había avanzado unos cuantos minutos.

—¿Cómo algo así es posible? —titubeó.

—Se llama cápsula, es una de sus tantas habilidades —La Principal Dai rodó los ojos, alejándose del lugar de prueba con su agotado recluta—. Dentro de ella, Nilam puede controlar la velocidad del tiempo a su antojo. Convierte un segundo en horas y horas en segundos. Es un fastidio.

De reojo, en la distancia, Deven divisó como una vieja investigadora de bata blanca caminaban con Evelyn hacia el inadvertido Principal Nilam en medio del campo abierto.

—Oye, Dai. ¿Por qué una investigadora asiste a la prueba de Evelyn y no a la mía? Oye. ¡Oye!

—Eso es privado. No puedes ver más —le regaño, tapándole los ojos mientras lo obligaba a caminar—. Ahora, entra rápido a la residencia y no seas metiche. Más tarde subiré a hablar con los dos.

Deven maldijo todo su camino hasta la puerta de entrada y, no fue hasta que la cerró, que dejó su actuación atrás y salió corriendo a la habitación de Valentino, abriendola de un portazo.

—¡Oye! ¿Qué haces? ¡No puedes venir a contemplarme siempre que quieras! —se quejó Valentino.

—Préstame tu balcón.

—¿Mi balcón? ¿Por qué?

Valentino dejó de admirarse en su impresionante juego de espejos para seguir a Deven, arqueando una ceja al verlo observar con mucha curiosidad la lejana cápsula rosada del Principal Nilam.

—¿Que hay de interesante en ese lugar? Solo es la prueba de alguien.

—Es la prueba de Evelyn.

—Ah...

Valentino parpadeó un poco y, luego de unos segundos, se retiró de vuelta a sus espejos para continuar lo que había dejado pero, para la sorpresa de Deven, en ese instante ocurrió algo.

La cápsula del Principal estalló y la investigadora escandalizada salió corriendo de ella mientras que, el Principal, casi igual de asustado, veía sin palabras a su recluta empapada en el suelo.

Todos sus músculos estaban tensos. Jamás, ni en todos sus años de carrera, ninguno de los dos habían visto algo igual.

«Esto no es nada bueno»

—¡Principal!

El grito de Evelyn sacó a Nilam de sus pensamientos, descubriendo a la recluta al borde del llanto mientras lo veía con angustia.

—Por favor, tiene que impedir que le diga. ¡El Doctor no se puede enterar!

Esa frase lo hizo reaccionar.

—Yo me encargaré. ¡Korhonen! ¡Escoltala a su habitación! ¡Ahora!

De la nada, Deven vio su tenebroso guardián de pie junto a Evelyn, quien tampoco se habia percatado que estaba ahí hasta que la ayudó a levantarse por su extremo dolor mientras que el Principal Nilam desapareció en un destello rosado y, en menos de un parpadeo, se teletransporto al frente de la aterrorizada investigadora, deteniendo su huida antes de desaparecer juntos en otro destello, dejándolo totalmente atónito.

«¿Qué mierda acaba de pasar?»


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El Destino de los CondenadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora