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Cuando llegué, me encontré delante de unas puertas enormes y muchas personas esperando a entrar, igual que yo. ¿Tantos querían llegar a ser shinigamis? En cuanto volví en mí, dejando de lado mis pensamientos, me percaté que ya se podía acceder al interior, encontrándome con un amplio patio en el que todos estaban reunidos delante de cuatro personas, las que supuse  serían los examinadores. No tenía ni idea de lo que debíamos hacer, impacientándome mientras esperaba a que nos dieran indicaciones, provocando que moviera mi pie, dando pequeños toques al suelo a la vez que miraba a todos lados, percatándome de algo. Se notaba la tensión en el ambiente y pude llegar a apreciar que había personas de todas las clases: adultos, adolescentes y niños; muchos pobres, pero también algunos con buenas vestiduras. Todos miramos al frente, en el momento en que uno de los hombres hizo amago de hablar, rompiendo aquel silencio que reinaba.

X: Bienvenidos a la prueba de admisión. Veo que este año sois muchos los que os presentáis al examen de acceso, sin embargo, la mayoría no llegaréis a formar parte de la academia, ya sea porque creéis erróneamente que esto es una especie de fase para solucionaros la vida, subestimando a los integrantes de las 13 divisiones que forman el Seireitei o que tendréis algún privilegio si conseguís pasar.  - dijo el hombre con semblante serio, provocando con sus palabras que se creara un leve murmullo entre la multitud. - Lo primero que haréis será hacer un circuito que armaremos, en el que debéis realizar una serie de ejercicios físicos, en los que demostraréis vuestra resistencia. Tras eso, os dividiréis en cuatro grupos. Una vez armados, cada uno se pondrá delante de un examinador y deberéis mostrar el nivel de presión espiritual que tengáis. No sirve decir que tenéis hambre y ya. Aquí las cosas así no las tomamos bien. Quedad avisados. - finalizó.

El circuito no me resultó demasiado difícil, gracias a los intensos entrenamientos que tuve con Gintoki y los demás, con el objetivo de ser útiles en la guerra contra los Amantos, aquellos alienígenas que quisieron tomar nuestro país a la fuerza sin importar el hecho de no preocuparse por el daño que causaban con ello y sometiendo a más de uno para poder tener ventaja sobre el enemigo. Los ejercicios constaban de carreras de obstáculos, de fondo, sentadillas e incluso flexiones, pasándolos sin esfuerzo alguno. Tras eso, vi que varios estaban extenuados por haber gastado sus energías, haciéndome sentir bastante bien ya que eso demostraba que, a pesar del tiempo que había estado sin ejercitarme, había conseguido hacer más que ellos. Pronto, como había ordenado el instructor, los presentes nos dividimos en cuatro ordenados grupos, quedando más o menos balanceados en cuanto a clases se trataba. Uno a uno fuimos poniéndonos delante del examinador, esforzándonos por sacar ese reiatsu que guardábamos dentro, mientras que este se limitaba a apuntar en una tablilla algo. 

Una vez todos habíamos realizado la pequeña prueba, los examinadores se reunieron, seguramente para recabar o comparar los resultados, dejándonos a todos con la duda y provocando que los nervios controlaran el ambiente. Por mi parte, sentía que la emoción me ganaba, sonriendo al vivir aquello y el entusiasmo que me causaba la posibilidad de entrar en la academia. Los cuatros hombres tardaron unos minutos en volver a sus puestos y, el que anteriormente nos había dado la bienvenida, volvió a hablar.

X: Ahora, los instructores irán nombrando a todos aquellos que han pasado las pruebas. Recuerden que si no se ha llegado a superar el examen, podréis volver el año que viene. - sentenció.

Los examinadores comenzaron a decir los nombres de todos los que habían aprobado, mientras que los mencionados daban un paso adelante para así identificarse, colocándose a un costado del grupo. 

Entre más avanzaban los minutos, más crecían mis nervios, esperando a que dijeran mi nombre y, cuando lo daba todo por perdido, sintiéndome abochornada, escuché que me llamaban, por lo que levanté la vista sorprendida por ello, ya que no creí pudiera suceder, pensando en que el tiempo que había estado preparándome hubiera sido en vano, haciéndome sentir inútil. Negué con la cabeza, apartando cualquier idea y volví a mirar hacia los instructores ¿Había pasado la prueba de acceso? Al percatarme que ellos esperaban a que me colocara en mi lugar, avancé sonriente hasta el reducido grupo, mientras que los demás no apartaban la mirada de mí, provocando que mi sonrisa se ensanchara.

Mismos intereses (Aizen × OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora