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Sin importarme lo que me había dicho, los seguí, a pesar de sus amenazas e insultos sutiles sobre lo que pasaría si los acompañaba. Gin intentaba aplacarle, dándole expectativas de que podía ser útil aún, ya que había hecho buena amistad con los más rebeldes de los arrancars. En un primer momento, no me prestaba atención, como si estuviera haciéndome un favor pero, al ver que no era mentira el hecho de que tenía influencia en sus súbditos, no molestándome más con sus comentarios.

Después de una semana, me di cuenta que la vida en Las Noches era de lo más estresante. Entre que Aizen no "requería de mi presencia" en las reuniones, mi principal labor era la de entrenar a los arrancars de menor nivel y pasar el resto del día junto a Szayel Aporro en el laboratorio. A decir verdad, este me recordaba a Mayuri, pero no teníamos la misma afinidad. Era más antipático y tenía gran complejo de superioridad. Hacíamos avances, pero, obviamente, no estaba a la altura del mejor científico que existía en la Sociedad de Almas.

El resto de los días, si es que tenía alguno libre, me la pasaba en mi pequeña habitación, ignorando lo que ocurría afuera mientras que comía de mi alijo secreto. Cierto era que me llevaba bien con Grimmjow y Ulquiorra, pero el segundo adoraba tanto a Aizen que me era difícil mantener una conversación con él sin que lo llegara a mencionar. Respecto al peliazul, eramos como una especie de rivales. Nos la pasábamos compitiendo y hasta le enseñé a jugar al póker, si es que algún día salíamos de esa jaula llamada Hueco Mundo. El tiempo con él era de lo más divertido, pero no todo podía ser bueno.

Estaba tranquilamente dormida en mi cama cuando alguien abrió la puerta de golpe, despertándome. Miré hacia aquella dirección y me encontré a Ulquiorra mirándome con ese semblante tan serio que tenía siempre.

Kaori: ¿Nunca te han dicho que hay que llamar antes de entrar? -dije enfadada y él caminó hasta mí, ignorando mi tono - ¿Qué es lo que quieres?

Ulquiorra: Aizen-sama ha solicitado tu presencia, a partir de ahora, en las reuniones matutinas.-dijo ayudando a ponerme de pie tomándome la mano- Vístase acorde a la ocasión, Kaori-sama.- procedió a esperarme afuera.

Kaori: Ya te he dicho mil veces que no hace falta que me hables con respecto. Eres mi amigo, ¿no?-este me miró confundido- Además, le puedes decir que se meta su código de vestimenta por donde le quepa.-el arrancar asintió y salió.

Me puse algo ligero. Mi ropa constaba de un top blanco que me llegaba por encima del ombligo, unos pantalones del mismo color, bastante ceñidos, y unas botas color negro. Me solté el pelo, que anteriormente tenía recogido en una cola alta, y me coloqué una diadema negra. Una vez lista, salí y caminé junto al subordinado del castaño mientras intentaba darle tema de conversación vanamente.

Ulquiorra: Hemos llegado.-dijo con voz calmada- Le pido por favor que no haga enfadar a Aizen-sama.- me miró con la mano apoyada en la puerta- Ya bastante tenemos con Nnoitra y con Grimmjow.-al mencionar a sus dos compañeros, fruncí el ceño y este suavizó su semblante- No la estoy comparando con ellos. Usted está... -alcé la mano y él cesó su hablar-

Kaori: No le hagamos esperar más -dije seria, entrando en la estancia -

Todas las miradas presentes se dirigieron hacia nosotros, por lo que observé a cada uno de ellos. Eran todos arrancars de nivel Espada por lo que era seria la situación, o no. Ulquiorra se sentó en su silla, con elegancia, y yo me limité a mirar, mientras esperaba a que comenzase la dichosa reunión.

Aizen: Kaori, querida. ¿Por qué no te colocas junto a mí?-dijo gentilmente y yo le observé sin expresión alguna- No deberías estar merodeando por toda la habitación. Tu lugar es este - señaló a su costado donde, a unos pasos, estaba Gin quien me sonreía zorrunamente-

Mismos intereses (Aizen × OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora