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No opuse ni un tipo de resistencia cuando ambos hombres me pusieron las esposas y me condujeron hasta afuera, creando una escena bastante incómoda para todos. El camino hasta donde me encerrarían fue silencioso, por lo que pude reflexionar sobre la identidad del que me había acusado injustamente. Preguntarme aquello era una pérdida de tiempo ya que podría haber sido cualquiera que hubiese estado presente en el entrenamiento matutino. Al llegar a la zona de celdas, me hicieron entregar mi preciada zanpakuto, ocasionándome un sentimiento de vacío.

Cuando los hombres se fueron, me dispuse a inspeccionar el espacio donde estaría encerrada hasta nuevo aviso. Las paredes eran de piedra y el único lugar que podía ser de descanso era una cama de proporciones pequeñas. Me senté en esta y, al notar algo en mi bolsillo, recordé que conseguí guardar la pequeña bolsita con la medicina que tanto tiempo había tomado para fabricar, tomándolo entre mis manos y comenzando a juguetear con él evitando la posibilidad que se rompiera al querer pasar mi encarcelamiento de una forma menos aburrida.

Así pues, en un intento de matar el tiempo, lancé incontables veces la bolsa al aire para luego atraparla con las manos. Uno de mis tantos lanzamientos se vio interrumpido por el sonido de unos pasos acercándose de forma torpe hasta donde estaba ubicada mi celda. Por el pequeño pasillo que recorría la ristra de calabozos apareció un chico de aspecto joven e inocente, el cual reconocí por portar el símbolo de la cuarta división y, por esta sola y simple razón le dirigí la palabra.

 Por el pequeño pasillo que recorría la ristra de calabozos apareció un chico de aspecto joven e inocente, el cual reconocí por portar el símbolo de la cuarta división y, por esta sola y simple razón le dirigí la palabra

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Kaori: Hola-dije amablemente provocándole un susto- Perdón si te asusté. Me parece que me han metido injustamente en esta celda. Por casualidad, ¿no sabrás el motivo, no?-él negó tímidamente Genial, pues poco puedo hacer.-solté desganada- Dudo mucho que sea por haber apuntado con mi espada al capitán esta mañana-al escuchar esas palabras, el pelinegro se sobresaltó- Eso le pasa por pillarme desprevenida-aclaré-

Hanataro: Eso no lo puedes hacer-expresó horrorizado y yo le miré curiosa-Bueno, no creo que quisieras hacerlo intencionalmente, se te ve buena persona. Si tu intención era quitarle su puesto, deberías haber dado un aviso previo al capitán comandante- comenzó a explicarme el procedimiento para llegar a ser capitán de una división.

Kaori: Es bueno saberlo. Lo tendré en cuenta- dije cerrando los ojos relajadamente y este hizo un gesto de sorpresa- Es broma, chiquillo- reí- Yo jamás le haría daño a mi capitán, a no ser que atentase contra la paz mundial-expliqué y eso era en parte mentira ya que, seguramente formaría parte de un plan que haría justamente eso- Por cierto, antes de que me detuvieran y me metiesen aquí estaba desarrollando una posible cura para la enfermedad para el capitán de la decimotercera división. ¿Sabes de quién te hablo?- el muchacho asintió- Yo no puedo entregársela pero, creo que puedo confiar en que tú se la lleves de mi parte. Dentro de esta bolsita- se la entregué- está la fórmula y pasos para fabricarla.

Hanataro: ¿Cómo es que has creado esa medicina?- el joven shinigami me miró dudando en si hacer lo que le pedía, por lo que tuve que explicarme mejor debido a su curiosidad-

Mismos intereses (Aizen × OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora