Capítulo 9 parte 1

28 2 0
                                    

—Es terco.

—¿Quieres que intervenga?—dijo la voz masculina al teléfono.

—No por ahora—respondió ella.

—No creo que se acerque demasiado.

Créeme, lo hará, hay que detenerlo antes de que sea tarde.

—Mantenme al tanto de todo, pronto haré mi gran aparición.

—Confía en tí, usa eso en su contra.

—Sé que hacer, no te preocupes.




JAY.

—¿Cómo hiciste para que te dejara salir?

—Le dije que estabas teniendo un ataque de ansiedad, y sólo mírate, tampoco fue del todo mentira.

—Es que la escuché Faith, mencionó una verdad que no debíamos saber y dijo que Sam no dejó nada escrito sobre "eso" ¿Qué demonios es "eso"?

—Jay, primero que nada debes calmarte.

—No me pidas que me calme Faith, lo empeoras.

—Pues lo siento señor perfecto, no soy psicóloga—me miró con el ceño fruncido.

—No estás ayudando—mordí mi labio y desvíe la mirada hacia la ventana.

—Perdón, aún tengo sueño—frotó sus ojos con una mano y luego me miró—.Quizás sólo descubrió algo y aún no te lo dice.

—Por favor—rodé los ojos—, sabes que si así fuera no tendría que escabullirse de madrugada para hacer quién sabe qué cosa y tampoco hubiera escondido ese mensaje de Sam.

—Estoy tratando de ser positiva.

—Pues tu positividad no sirve.

—A ver Jay—exhaló tratando de obtener paciencia con ese simple acto—.De nada sirve sacar conclusiones apresuradas, no sabes a que se refería.Tu le ocultas cosas como—me señaló de pies a cabeza—ésta a todos y tienes una razón, ella también debe tener una ¿No crees?

—Pero y si...

—¿Confías en Emma, Jay? Dijiste que no querías dudar de ella y lo estas haciendo a la primera.

—No es voluntario, esos malditos pensamientos vienen a mi mente por sí solos y me hacen dudar hasta de mi existencia—me senté junto a ella al borde de la cama y cubrí mis ojos con ambas manos.

—Lo sé—suspiró y quitó mis manos para luego tomarlas entre las suyas—, por ahora sólo hay que observarla un par de días para ver si actúa sospechoso, averiguar porqué volvió antes y luego preguntarle directamente a ver cuál es su versión.

—Bien—desvíe la mirada.

—Yo me encargaré—subió sus manos a mi rostro y acarició mis mejillas—, ya tienes demasiadas cosas en que pensar, deberías descansar un poco.

—Tengo que ayudar a mamá.

Ella suspiró y me miró con algo de pena.

—No te precipites, no le grites a Emma ni le pidas explicaciones, sólo dejamelo a mi.

—Me estás pidiendo que no me meta y pensé que podía hacerlo, pero es imposible.

—Es posible y lo vas a hacer.

—Si tu lo dices—suspiré.

—Y se supone que hay un psicólogo familiar, deberías hablar con él, tienes diecisiete y demasiada presión encima.

Los YoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora