CAPÍTULO 10.

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CHARLOTTE JOHNSON.

Estuve tan cerca de él, su contacto con mi piel me quemaba hasta el punto de querer abalanzarme a sus brazos y decirle que nunca lo he dejado de amar. Pero no puedo, no sin antes me demuestre lo contrario y que aquel día lleno de inconsistencias no fue su culpa.

¿En realidad será inocente como él dice? ¿Podré volver a estar en sus brazos sin sentir que él tuvo la culpa de lo que pasó con mi bebé?

Todo es tan difícil y caótico.

Trazo las caricias de sus dedos en la comisura de mi boca, y pienso lo mucho que anhelaba en ese instante que me besara. Siento en el fondo de mi corazón un sentimiento que no logró entender cuando él me habla sobre su inocencia, siento que algo pasó y no logró descifrarlo.

Suspiro y me obligó a ya no seguir torturandome con recuerdos de él. Caminó a mi recámara y me desvisto para darme una ducha que sofoque todo lo que mi cuerpo siente en éste instante, todo lo que un individuo provocó sin siquiera besarme.
La cama y mi almohada son mis mejores aliados para desconectarme por un rato de éste mundo de tentaciones involuntarias que me obligan a querer pecar.

— Buenos días.– saludo a Esthela, mi compañera de taller.

La energía aquí va de mano con mi inspiración. Algo raro por la presión al trabajar en está industria.

— Definitivamente tienes talento. Me encanta como te vistes y haces relucir tu rostro con tan sólo poco maquillaje.

— Gracias. Todas somos bellas y tenemos que demostrarlo de alguna manera.– digo penosa para después obligarme a trabajar. Quiero que me tomen en cuenta algún día y poder decirle al mundo que yo misma cree eso con mis propias manos y reconocer por igual la oportunidad que está empresa me dio sin tener experiencia aún en éste mágico mundo de aprendizaje y más que eso. Pero sin bajar la guardia para que nadie estropee mi mundo que mi loca cabeza un poco infantil ha creado.

Me encanta los vestidos de noche con poco brillo o piedras incrustadas en toda la tela, lo que me me gusta más de estos es que hagan relucir la figura de la mujer y las haga sentir bellas en el momento. Las prendas ostentosas pierden mi interés cuando ocultan la virtud y la naturaleza de nosotros las féminas. Amo verlas reír y disfrutar de todo ello sin que se preocupen de estereotipos estúpidos que la gente sin cerebro crea para encajar en la sociedad, la misma que cree que tener un cuerpo perfecto es estatus de superioridad ante los demás cuerpos.

— Sé que te encanta ser un poco sencilla... pero, ¿haz intentado crear un vestido más atrevido?– me pregunta Esthela sacándome de mi concentración para crear nuevos diseños.

— No creo que sea lo mío ser tan atrevida en cuanto a eso. Claro, sólo en mi, y amo a las mujeres que se atreven a todo sin importar lo que las personas le digan.– le digo lo que había pensado antes de ese complejo.

— Deberías de intentarlo, eres demasiado bella y descubrirás a alguien oculta en ti.

— No lo creo, Esthela.– digo por último y ella sólo me sonríe meniando la cabeza de un lado a otro en desacuerdo a lo que he dicho.

No creo ser alguien más que yo misma, pero sin embargo lo que Esthela me acaba de decir me deja pensando. Puedo crear algo así y salir de mi zona de confort tanto en mi vestimenta y en mis creaciones creadas fuera de aquí.

VUELVE A MÍ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora