Me llevé bastante tiempo pensando en Lucas. No sabía el por qué estaba llorando. Me sentí un poco mal porque no le pregunté ni le ofrecí mi ayuda, pero suponía que no aceptaría ninguna, y menos mía.
Tenía clase de matemáticas a tercera hora, así que, como había estado en la biblioteca estudiando historia, ni me había acordado de hacer los deberes hasta anoche, que me los mando Jay. Iba por los pasillos con las paredes en blanco roto y llenas de carteles anunciando la temporada de baloncesto, donde Lucas era el capitán del equipo del instituto: Los grizzlies de Overbrook. Hablando del rey de Roma, estaba en frente de mí. Me giré hacia mi taquilla para disimular mientras le miraba. Iba con mi hermano y sus amigos, y aparte de eso, estaba guapísimo. Un conjunto de chándal gris de Nike con unas Air Force 1 blancas. Se quedó parado mientras los demás se iban alejando, y de repente, empezó a abrir una taquilla, eso significaba que ¡su taquilla estaba a sólo cuatro lugares de la mía! Me puse aún más nerviosa, no podía cagarla, pero cada vez que le miraba escuchaba una vocecita que me decía "pregúntale". Bueno, como suelo decir, quien tenga miedo a morir que no nazca.
Cerré mi taquilla suavemente, sin hacer mucho ruido por si me miraba, si me miraba mientras yo me acercaba a él iba a resultar algo siniestro y quedaría como una tonta. Me acerqué hasta llegar a su taquilla, por dentro estaba decorada con fotos de AC DC, Kizz... esos grupos le encantan a Lia, seguro que se llevarían bien. Bueno allá va.
-Hola Lucas.- dije intentando parecer casual y despreocupada, aunque en verdad estaba temblando como una gelatina.
-Oh, hola Kim.-¡Me ha llamado Kim! Vale, me va dar un algo, pero tenía que parecer serena, sólo rezaba por que no me pusiera roja. Estaba muy guapo diciendo mi nombre, eso había que decirlo.
-Oye, ayer te vi un poco raro cuando te cruzaste conmigo en el baño ¿estás bien?-
Cerró los ojos levemente, no debería de haberle preguntado. Posteriormente, me miró a los ojos con algo de tristeza.
-Sí, no te preocupes, no era nada.- dijo mientras bajaba la cabeza.
Seguidamente, después de decírmelo, se fue. No entendía muy bien las expresiones de su cara. No había sido insistente, es más, me había contenido mucho, tenía muchas preguntas rondándome en la cabeza. Pero bueno, no me lo iba a contar a mí, a la hermana de su amigo.
Cuando me giré para verle la espalda, se cruzó con Lia, quien venía andando más rápido de lo normal y con cara un tanto preocupada. Iba con unos vaqueros anchos y un top blanco liso, e iba peinada con el pelo suelto y un pañuelo de color azul en la cabeza. Paró justo en frente de mí y se apoyó en la taquilla de al lado intentando recobrar el aire.
-Pero bueno ¿Qué te pasa?- dije algo preocupada.
-Es Freya Smith, ha vuelto.- soltó mi mejor amiga cuando por fin pudo hablar.Freya Smith era la típica pija rubia con ojos azules niña de papá. Vestía siempre de marca, sus padres eran empresarios, vivía un una pedazo de mansión, y presumía absolutamente todo en sus redes sociales. Había estado un año y medio sin ir al instituto por estar de intercambio en una escuela privada de Hawái. Yo había sido muy amiga suya, pero una cosa llevó a otra y ya ni siquiera nos saludamos. Lia y yo nos giramos al ver que todo el mundo miraba a la parte del pasillo al que nosotras dábamos la espalda. Ahí venía Freya.
Andando como si de una película se tratase, como si ella fuera la protagonista. En mi instituto si habían populares y raros, pero no son como en las series y pelis, en las que se meten unos con otros y les hacen pasar vergüenza, afortunadamente. Todos adoraban a Freya, básicamente porque todos querían formar parte de su grupo, o porque le tenían envidia.
Iba con un bolso grande de Luis Vuitton, unos pantalones largos de cuadros blanco y negro, y una blusa blanca. Su cuerpo había cambiado, estaba más delgada, demasiado diría yo. Pasó por mi taquilla con una mirada de superioridad hacia mi mejor amiga y yo.
-Ojalá se hubiese ahogado haciendo surf allí.- dijo Lia achinando los ojos.
-Li, no seas mala, los pobres peces de Hawái no te han hecho nada.- contesté yo mientras la observaba hasta que dobló la esquina.Le llamaba Li porque cuando éramos pequeñas yo no pronunciaba muy bien, y en vez de decir Lia decía Li. A parte, me gusta llamarla así de forma cariñosa.
Cuando nos volvimos para poder visualizar a Freya de nuevo, vimos que se asomaba un poco hacia nuestro pasillo, y estaba hablando con Dylan Smith, el amigo de mi hermano, mejor amigo de Lucas y hermano de Freya. Le estaba dando un sobre a ella. Lia y yo nos miramos extrañadas, pero cuando vimos que Dylan se dirigía a nuestro pasillo, nos giramos y nos pusimos a hablar, hasta que se detuvo delante nuestra. Lia y yo tuvimos que levantar un poco la cabeza para mirarle ya que era bastante alto.
-Hola chicas, estoy organizando una fiesta en mi casa, y he pensado si querríais venir.- dijo entregándonos un sobre.
Al abrirlo, lo leímos detenidamente mientras él nos observaba esperando una respuesta. Ponía de ir de largo, como si fuéramos a una alfombra roja. Iba a haber un fotocall, barra libre, pista de baile... De todo. La casa de Dylan era enorme, de hecho, era una mansión, literalmente. Yo había ido cuando era más pequeña, cuando Freya y yo nos llevábamos bien y me invitaba a su casa.
Lia me miró con desinterés, y se me ocurrió una idea.
-Allí estaremos Dylan, gracias por invitarnos.- dije sonriendo mientras mi mejor amiga me miraba con los ojos como platos.
-Gracias chicas, bueno, tú ya sabes dónde vivo Kim, nos vemos allí.- respondió él.Cuando se alejó lo suficiente para que no nos escuchara, miré a Lia, parecía que iba a echar humo. A ella no le gusta ir a fiestas, aunque después se lo pasa genial.
-Dame una sola razón para no estampar tu cabeza contra la taquilla.- dijo mi amiga tranquilamente.
-Que va a ir Lucas Taylor.- espeté haciéndole ojitos de cabritillo.Pegó un largo suspiro. Estaba pensando.
-Tienes suerte de que seas mi mejor amiga y vaya a ese truño de fiesta por ti, así que aprovecha la oportunidad.- expuso Lia.
-Ah! Te quiero.- grité.Iba a ir a una fiesta con Lucas Taylor, a ver, no técnicamente así, pero sí. Tenía muchas ganas. Era en dos días, caía en sábado, y tenía ya en mente el vestido que iba a llevar, el maquillaje, el peinado... Todo. Espero que sea tan guay como estoy imaginando.
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Suspiros infinitos
RomanceLas personas valientes no lo han sido toda la vida. Siempre hay un mal momento que te hace ser más débil, pero lo realmente débil es no admitirlo y esconderlo. Es el caso de Lucas Taylor. El esconderle su ansiedad al público le ha hecho aparentar qu...