-¡Te ha vuelto a llamar enana! ¡Y te va a llevar en coche al instituto!- gritaba Lia a través de mi ordenador mientras me cepillaba el pelo antes de irme dormir.
-¿Y eso qué mas da? ¡Se ha presentado en su casa!- añadió Jay, el cual también estaba en la llamada.
-Lo que no entiendo es cómo he podido mantenerme tan serena durante tanto tiempo estando él delante. La Kim de hace dos años estaría flipando con las nuevas habilidades que estoy consiguiendo.- dije yo.Desde que les puse por mensaje la frase "Lucas Taylor acaba de salir de mi casa", todo paso muy deprisa. Me llamaron un millón de veces. Tenían que enterarse de todos los detalles.
Seguía sin creerme que Lucas Taylor había ido a verme a mí. No a Jackson, a su hermana pequeña. Y me había llamado "enana". Estaba soñando. Pero en realidad ya sabía por qué actuaba tan natural y desinteresada. Al haber tenido contacto esos últimos días, me acostumbraba a él. No es lo mismo que hace dos años, que lo veía de vez en cuando, cada vez que se presentaba en mi casa para estar con mi hermano y sus amigos.
Mi hermano me había echado la bronca por haberme quedado dormida, y mis padres también. Pero, si soy sincera, todas esas broncas me dan igual, porque el hecho de que yo haya estado en mi habitación escuchando música y charlando con Lucas Taylor lo recompensaba.
Puede sonar muy ñoño e infantil. Pero cuando empezó a bromear conmigo, volví a sentir las mariposas en el estómago que sentía cada vez que lo veía, sólo que de manera diferente. Porque sé que yo a él no le gustaba, y me hablaba sin ningún tipo de intención.-Me voy a dormir ya. Como mi hermano se entere de todo esto, no sé a quién matará primero.- dije despidiéndome.
Al día siguiente me desperté con el irritante sonido de la alarma de IPhone. Casi me caigo de la cama al escucharlo, porque me acordé que el mismísimo Lucas Taylor iba a recogerme en mi casa en 45 minutos. Así que tenía que correr. Me puse mis vaqueros con un top rojo de tirantes y una sudadera negra con la cremallera en medio (tenía esas sudaderas de todos los colores) y, por último, mis converse negras. Me peiné con una coleta alta y me puse las gafas. Cogí la mochila y bajé corriendo a la cocina para coger algo para el descanso. Un par de barritas de proteínas y chocolate y un zumo de naranja. Qué rico.
A mi hermano no lo había visto todavía, lo vi demasiado raro pero lo ignoré. Hasta que, cuando iba a coger las llaves de casa, me lo encontré en la puerta esperándome.-¿Todavía no piensas decirme que Lucas va a llevarte al instituto?-
-¿Cómo te has enterado?-
—Lleva el coche aparcado 5 minutos en la puerta. Y sé que no es para mí porque no me dijo nada anoche.-Le miré con cara de culpabilidad. Ups.
-No voy a prohibirte que vayas con él. No soy tu padre.-
Suspiré en señal de tranquilidad.
-Pero por favor Kim, no te hagas ilusiones ¿vale? Por favor.-
De verdad que no entendía por qué mi hermano me pedía tanto que no me ilusionara con lo de Lucas. Entiendo que él lo conociera más que yo, y que supiera todo su historial, pero a mí me daba igual.
Cuando me dio permiso salí de casa y vi aparcado un Mercedes negro. Guau. Era precioso. En cuanto Lucas me vio, bajó del coche para ponerme la mochila en el maletero. Qué educado de repente. Me parecía hasta raro. Iba vestido con una sudadera azul eléctrico de Nike, unos pantalones de chándal negros y sus Air Force blancas.-¿Preparada para aprender sobre música de verdad?- preguntó.
Asentí mientras me ponía el cinturón. Iba guapísimo con ese color de sudadera. Algún día se la robaría.
-No me pongas algo muy suave, si no, me tendrás que llevar a cuestas a mi primera clase.- bromeé.
Sin decir nada, le dio al play de nuevo. Ahora sonaba una canción diferente. "Highway to hell" de AC DC. Me hizo caso, no había puesto una tranquila, todo lo contrario. Me gustó mucho, me motivó bastante y hasta hizo que se me fuera un poco el sueño que tenía. Bajó un poco la música, supuse que sería para hablar un poco.
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Suspiros infinitos
RomanceLas personas valientes no lo han sido toda la vida. Siempre hay un mal momento que te hace ser más débil, pero lo realmente débil es no admitirlo y esconderlo. Es el caso de Lucas Taylor. El esconderle su ansiedad al público le ha hecho aparentar qu...