Capítulo 15: Kim

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—Te lo dije Kim, mira que te lo dije.—
Esa frase era la única que me decía mi hermano desde que me había recogido de la fiesta. Le llamé llorando desde el cuarto de baño mientras Lia y Jay me ayudaban a que no se me corriera el rímel. Cuando salí del baño, cada uno iba a lo suyo, menos mal, porque tenía los ojos hinchados.
Me despedí de mis amigos, les rogué que se quedaran allí. Se volverían con... él.
Al entrar en el coche, mi hermano me dio un abrazo y no abrió la boca hasta que me senté en la cama y comencé a llorar.

—No sé por qué pensaba que iba a ser diferente conmigo.—
—Conozco a Lucas desde los 5 años, él es así con todas.—

Me extrañó su respuesta. No había nombrado nada relacionado con la apuesta, cuando se lo había repetido veinte veces.

—Tú lo sabías.— dije al fin.

Todo cuadraba. Desde el día que fuimos al centro comercial no le ponía la misma cara de siempre.
Jackson me miró culpable. Lo sabía. Mi hermano lo sabía, y sabía perfectamente el daño que me haría y aún así se lo calló.

—Lo tuyo es increíble Jackson.—
—No quería hacerte daño Kim.—
—Me hubiera hecho menos daño saberlo que lo de ahora.—

Miró hacia abajo, no sabía qué decir. Sólo le dije que se fuera de mi habitación. Me quité el maquillaje y me puse mi pijama. Me tumbé en mi cama a ver Teen Wolf. Y, de repente, me llega un mensaje.
Pensé que sería de Lia, por lo que lo cogí rápidamente, y, efectivamente, era de ella. Me decía que ya venían de vuelta y que iban a parar en mi casa para que ella recogiera las cosas. Me sonó un poco raro, pero luego caí en la cuenta de que a ella la traía Lucas. Me dio igual, porque quería ver a Lia y a Jay y abrazarles. Me daba igual que me viera él.
Preparé las cosas de Lia y, cuando me llegó el mensaje, bajé las escaleras.
Al abrir la puerta, me los encuentro a los tres, sí, tres. Jay, Lia y Lucas.
En cuanto lo vi, empecé a notar cómo me temblaban las piernas, en cualquier momento pensé que me iba a caer al suelo. Me di cuenta después de bajar los escalones que iba en pijama, con un moño despeinado y mis chanclas rosas con pelo.
Le di la bolsa a Lia mientras Jay me preguntaba si había llorado, pero Lia le pegó un manotazo para que se callara. Miramos los tres a Lucas y dirigió la mirada al suelo, avergonzado.
Lia y Jay se miraron entre ellos, y empezaron a alejarse de nosotros hasta pararse en el capó del coche. Lucas se empezó a acercar a mí lentamente mientras yo ni siquiera era capaz de mirarlo. Crucé los brazos en señal de enfado, y él me tocó el brazo para intentar hablar conmigo.

—No sé qué vas a decirme, pero déjalo.— dije.
—Sólo quiero explicártelo, por favor Kim.—

Conseguí mirarle a los ojos. Los tenía rojos, seguramente por el alcohol, o por alguna sustancia peor. Su mirada me transmitía tristeza ¿se sentía mal? Bueno, menos mal que al menos mal se sentía. Me pareció algo extraño. Normalmente los chicos populares no se sienten mal por hacer ese tipo de cosas ¿por qué a él no le pasaba lo mismo?
Empecé a subir las escaleras del porche, pero sentía que él me seguía, hasta que me giré, y le vi demasiado cerca de mí. Su labios estaban muy cerca de los míos. No podía caer. Fui alejándome poco a poco, pero él me cogió de la cintura suavemente para volver a atraerme hacia él. Sentía las miradas perplejas de Jay y Lia desde el coche.

—¿En serio vas a seguir con esa estúpida apuesta?— pregunté enfadada.

Y, de repente, me volvió a besar. Por unos instantes, me hipnotizó el volver a probarle. Pero recordé lo que me hizo, lo que iba a pasarme cuando llegara el lunes al instituto. Me aparté, pero quise volver a besarlo, aunque me contuve.

—Si le hubiera hecho caso a la apuesta ¿lo hubiera vuelto a hacer? Si no hay nadie mirando.— respondió él.
— Ya no sé qué pensar.—

Me lo explicó. Me explicó la apuesta que había hecho con Ben Harrington, me habló de los celos de Freya. Me lo contó todo.

—Pero ¿por qué yo? Si tienes a miles de chicas detrás de ti.— respondí.
—No sé Kim, llevabas unos días dando vueltas en mi cabeza.—

¿Que yo qué? No. Iba borracho. O emporrado. O yo que sé. Pero no podía decirme eso. Que había estado pensando en mí. Lucas Taylor había pensado en mí. En Kimberly Wilson.

—Te estás quedando conmigo ¿verdad?—

Me miró extrañado. No sabía qué estaba diciendo, o simplemente quería hacerse el tonto.

—Los borrachos siempre dicen la verdad.—

Se estaba quedando conmigo. Al ver que me quedé más quieta que una estatua, sonrió un poco.

—Desde que te he conocido, no sé, he visto que eras diferente a las otras chicas. Y pues, me salió solo.—

No doy crédito. Era imposible que me lo dijera él. Me había visto diferente.

—Sólo he venido porque no quiero estar mal contigo, por favor.—

Seguía bastante enfadada. Porque si no hubiese tenido la excusa de la apuesta, él no me hubiera besado. Lo tenía clarísimo. Pero si se había presentado en mi casa para repetirlo.

—Si no te quieres llevar mal, vale, te perdono.—
—Pero Kim...—
—Buenas noches Lucas.—

Cerré la puerta y subí a mi habitación. Mi hermano sabía perfectamente que Lucas se había presentado allí, pero no me dijo nada. Así que, seguí viendo mi serie hasta que me llamaron mis amigos.

—¡Te ha vuelto a besar!— gritó Lia.
—¡Y dice que ha estado pensando en ti varios días!— añadió Jay.

Me hacía gracia cómo reaccionaban mis amigos cuando me pasaban esas cosas. El día que di mi primer beso, a los 15 años, se escaparon de sus casas para venir a la mía y subirnos a mi casa del árbol para que les contase todo. Nos pilló mi madre y se quedaron a dormir.
Estuvimos hablando durante bastante tiempo. Me dijeron que en el coche estuvieron hablando con él, aunque no me había dicho todo lo que tenía pensado decirme, según Jay.  No sabía qué se había guardado Lucas, pero no quería saberlo. Para estar mal y estar preocupándome por tonterías, prefería quedar bien con él y volver a la vida de antes, a cuando yo pasaba desapercibida en el instituto. Era lo mejor.

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2023 ⏰

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