Capítulo 13: Lucas.

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Me metían presión los chicos desde que llegué con Kim al instituto. Pero, para ser sincero, me había dado igual lo que pensaran de mí. Yo sabía perfectamente lo que hacía. Me sentía mal al hacerle creer que, no sé, podríamos llegar a algo, pero no era así.
Aunque sí que era verdad que me lo había pasado bien con ella cuando habíamos pasado tiempo juntos. Y, si digo la verdad, yo nunca le enseñaba mi música a nadie, pero a ella, no sé, me había inspirado confianza. Pero no podía sentir nada por ella. Y no sólo porque fuera la hermana de Jackson, a mí eso me daba igual. Yo no quería enamorarme por el simple hecho de que no estaba bien. Lo de mis padres me afectaba mucho y siempre lo pagaba con quien fuera, no quería hacerle daño a nadie, y menos a Kim. Era una chica dulce, divertida, simpática y se preocupaba siempre por mí. La conocía desde hacía unos 4 o 5 años, y era muy buena chica. Demasiado buena para mí.

-Y ¿por qué le dijiste a Ben que ibas con ella? Sabes que cada chica que llevas a una fiesta termina liándose contigo, y, por lo que te ha dicho Jackson, a ella le gustas.- me decía Dylan mientras entraba por la puerta del instituto.
-Para callarle la boca a Freya de una vez. Y, si por casualidad, que no creo, le gustara a Kim, pues ya hablaría con ella.- respondí yo.
-¿Que hablarás con ella?- preguntó mientras abría los ojos como platos.
-Sí ¿por qué me miras así?-
-Lucas, cada vez que suponías que le gustabas a alguien te alejabas de ella, literalmente, de un segundo a otro.-
-Pero es que no quiero alejarme de ella Dylan.-
-¡Lucas Taylor! ¿Pero qué mosca te ha picado?-

Era verdad. Al hablar de Kim me salía una sonrisa. Una sonrisa. Oh no. No puede ser. No. No. No.

-Ay Dylan.- comencé a decir yo.

Me sospechaba lo peor. No podía ser verdad.

-Admítelo de una vez Lucas, no es malo.-
-Puede que me atraiga Kim Wilson.- admití.

No me gustaba, me atraía. Sólo eso. O eso quería aparentar. No. No me gustaba. Nada. Bueno, un poco. ¡No! Lucas déjalo, que te vas a hacer daño en la cabeza.

—¡Qué bien tío!— exclamó Dylan dándome una palmada en la espalda.
—¿Qué dices? Cómo que "¡qué bien tío!" No puedo Dylan, y lo sabes.—
—No lo sabrás hasta que lo pruebes ¿verdad?—

Cuando empecé a imaginarme un futuro con Kim, apareció mi principal obstáculo: Jackson.
Nos saludó como hacía normalmente cada vez que nos veíamos. Sólo rezaba para que no se me notara de lo que acababa de hablar. Por suerte, no se dio cuenta.

—Tengo el libro de química en la taquilla ¿me acompañáis un segundo?— dijo de repente y sin previo aviso.

Yo no le vi ningún inconveniente, hasta que la vi a ella. Aunque la hubiera llevado hacía apenas 15 minutos en coche, la veía más guapa. Dylan me dedicó una mirada juguetona. Cuando me di cuenta, ella también estaba mirándome. Me puse nervioso y volví a mirar a Dylan y él tampoco me quitaba la mirada mientras me sonreía. No sabía a dónde coño mirar. De repente, los amigos de Kim también nos miraban sonriendo. Estaba confundido. Pero más confundido estaba cuando los tres, incluida Kim, se empezaron a acercar a nosotros. Sentía cómo el nerviosismo empezaba a invadir mi cuerpo.

—Lucas ¿me has oído?— dijo Kim.

Ay no, me estaba hablando y no me había enterado de nada.

—Perdona, dime.— respondí yo, bastante serio.
—Te preguntaba que si me ibas a llevar a mi casa de vuelta o me iba con Lia.—
—Si vas con él, no te olvides de las llaves, me quedo aquí con los pequeños hoy entrenándolos.— añadió Jackson.

Mientras pensaba la respuesta, miraba a su pelo tan perfecto. Me encantaban esos reflejos que se forman en su pelo a causa del sol.

—Claro, te recojo en la puerta del instituto. Si ves que tardo mucho me llamas.— terminé diciendo yo.

Me soltó una sonrisita y, sin previo aviso, me tiró del brazo para que pudiéramos estar los dos solos.

—¿Estás bien? No te habrán dicho nada de lo del coche ¿no?— preguntó.

Joder ¿tanto se me notaba?

—No, que va. Es sólo que, no sé, estoy algo apagado hoy.—
—Pues que sepas que, aunque sólo sea tu pareja de fiesta y, según tú, la que tiene el peor gusto musical del mundo, estoy aquí para cuando lo necesites.—

Eso hizo que se me escapara una sonrisa involuntaria. No me había pasado eso nunca. Ni siquiera con Freya. Me gustó que se preocupara por mí. Me encantaba. Y yo era una persona a la que no le gusta que le pregunten nunca, pero a ella le respondería, y mil veces si ella me lo pedía.
Me giré de un segundo a otro sin decirle nada más. No le respondí ¿pero qué te pasa Lucas?
Llegué con los chicos y al instante llegó ella. Nos despedimos de los demás y nos fuimos a clase. Por el camino, el entrenador llamó a Jackson para que hablaran de lo de esa tarde, así que quedamos Dylan y yo solos.

—¿Y bien?— preguntó ilusionado.
—No Dylan.— dije.

Me miró extrañado.

—¿Cómo que no? ¿No qué?—
—Ya has visto cómo he sido con ella. He sido súper seco, y ni siquiera le he dado un abrazo ni nada cuando me he ido de vuelta con vosotros.—
—Y ¿por qué no?—
—Porque me da miedo, Dylan. Me da miedo hacerle daño por mis actitudes.—
—Pero va a llegar un momento en el que no aguantes y quieras estar con ella y eso requiera que cambies.—

Tenía razón. Yo cambiaría por estar con ella, pero por ahora no me salía. Yo no estaba bien, y no quería hacerle pasar por eso. De hecho, cuando le di el beso delante de todo el mundo, lo hice simplemente para callarle la boca a Ben y a Freya. Y eso no estaba bien. Me ceñiría a lo que había acordado con Jackson, sólo la fiesta.

Se acercaba la hora de la fiesta y estaba nervioso. Yo, nervioso por quedar con Kim. No sabía qué me estaba pasando.
Me duché con mi playlist de "Queen" reproduciéndose de fondo. Ahora ese grupo me recordaba a ella, genial. Al salir y secarme el pelo un poco con la toalla, empecé a vestirme. Me puse el traje de chaqueta que había comprado unos días atrás y, al coger la corbata, la miré con disgusto y la guardé otra vez en la caja. Tenía que darle mi toque al look. Me hice una foto en el espejo y se la mandé a Kim.

Lucas dice: 📸
Lucas dice: No tienes a la pareja perfecta, pero tenía que darle mi toque personal.

Imaginé por un instante la cara de Kim al ver la foto y al leer mi mensaje. Sonreía involuntariamente. Pasaron unos 5 minutos y me llegó una notificación.

Kim dice: ¿Quién eres tú para opinar sobre mi pareja?

Me reí. Me hizo ilusión el comentario. Instantes después me llegó otro mensaje.

Kim dice: Estás genial.

Otra vez esa sonrisita. Estaba claro que algo pasaba, pero ni siquiera yo sabía el qué.

Suspiros infinitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora