Entre Caos y Tranquilidad.

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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 16.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐂𝐚𝐨𝐬 𝐲 𝐓𝐫𝐚𝐧𝐪𝐮𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝.

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El balanceo reiterado de la llave sobre sus ojos, tocando en ocasiones el puente de su nariz, el alborotado aroma a manzanilla cosquilleando sus fosas nasales, el vacilante destello de luz proveniente del alargado ventanal frente al dormitorio, fueron cosas que Eren nunca había presenciado con el mismo interés que el de hoy. Era extraño, yacía acostado sintiéndose abrumado y ligero al mismo tiempo, mientras su alrededor fluía con vida propia. La sensación de lleno/vacío la había sentido en pocas ocasiones, no en las mejores circunstancias. Entonces, con ese revoltijo de emociones, continuó empujando la llave por su frente sintiendo que era la única forma que lograba olvidarse.

Mikasa se encontraba en la misma posición, fingiendo dormir. Había despertado hacía unas horas antes, pero la había acogido una extraña sensación de incomodidad e incredulidad. ¿Realmente lo había hecho? Aún le aterraba la idea de estar con alguien sexualmente. Lo había hecho, pero a qué costo. Había sido una casualidad, un evento aleatorio. No obstante, había sido diferente a todas las demás ocasiones, en esta lo recordaba con extrema detallidad. El alboroto, el calor en su entrepierna, la sensación de tener a alguien debajo de su cuerpo, empujando y sollozando, el estremecimiento de quizá miedo y placer, el olor intenso a manzanilla como ya se estaba haciendo costumbre y epítome de aquellos momentos de intimidad. Los chasquidos en su cavidad superior. Como una cámara de video. La sola intención de pensar en eso le traía de vuelta al instante. Se sentía diferente, pues siempre había sido un objeto para dar placer, y ahora había sido ella quien disfrutaba en conjunto. Y si bien había dolido como otras veces, el punto de diferencia fue el pensamiento de que había sido ella quien había escogido estar con Eren. Y que amaba a Eren.

¿Verdad?

¿Podría considerarse normal?

Mikasa no quería pensar en esto como otra mentira más en su vida. Al fin de cuentas había sido acorralada a actuar siguiendo órdenes de su captor. En esa lógica, ¿Cómo podía estar segura de que era ella quien había elegido a Eren? ¿Cómo podía estar segura de sus decisiones, si Eren no la hubiera obligado a permanecer a su lado? Se sentía como un amargo jugo añejo en su paladar, una verdad a la que deseaba tapar con un dedo. No obstante, mientras más intentaba taparla, más sentía sus dedos encogerse ante la abrumadora verdad. Mikasa estaba ahogada, acorralada por la inquietud y el desasosiego.

Eren no se movió de la cama por todo el rato que fingió Mikasa. No estaba dispuesto a mover un puro músculo sin antes ver a Mikasa despertar sana y salva. Se sentía culpable, de alguna u otra manera, por haber tomado una parte ya destrozada y sin manera de sanar de Mikasa. Por más que ella le hubiera dado el paso, por más que Eren supiera que no estaba obligándola a tomar una decisión así, el peso de la culpabilidad abrumó todo lo demás. Eren había hecho lo mismo que el padre de Mikasa, y lo mismo que le habían hecho a él. Por último y de consuelo, le quedó la reparación de la consecuencia al esperar que Mikasa despertara, para preguntar sobre cómo se sentía. Estaba seguro que nadie le había demostrado preocupación, no después de todas esas noches de abuso. Así también lograría ganarse nuevamente la confianza de Mikasa en caso de haberla perdido.

Mikasa dio sus primeras señales de vida cuando le entraron ganas de ir al baño, las suficientes e intensas ganas como para dejar de fingir. Moviéndose entre las sábanas, escapando del agarre de Eren, y sin explicaciones, se levantó de la cama y se dirigió al baño que quedaba en el otro extremo de la habitación. Eren la siguió casi sin parpadear, expectante, con el corazón lastimado por pequeñas punzadas dolientes. Escuchó el ruido del chorro de orina golpeando el agua del váter hasta las últimas gotas, y en el proceso, sintió que su corazón se aceleraba proporcionalmente mientras las gotas llegaban a un final. Luego escuchó el salpicar del agua de la llave contra la cerámica del lavamanos. Entonces la puerta se abrió, y observó a Mikasa. El cabello mojado, peinado hacia atrás, una fina silueta escondida bajo el umbral.

UNDER YOUR SKIN. {EREMIKA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora