𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨.7
𝐏𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐧 𝐑𝐞𝐬𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚𝐬.
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Si en un pasado le hubieras preguntado a Armin sobre cómo pasaba los días, era probable que respondiera que en una eterna rutina. Vigilar los parques y las calles se volvió monotonía. Memorizó el rostro de las personas que siempre iban al trabajo a altas horas de la mañana, de los niños y de los familiares que salían para recrearse. Se memorizó los tiempos del semáforo en ponerse rojo o verde. Se memorizó el nombre de las calles, los sabores de las comidas en los mismos restaurantes. Se memorizó el horario usual de trabajo y de escuela. Armin portaba una mente vivaz y sedienta. Pasar los días inmerso en una rutina sin mucho revuelo ni caos, volvía inevitablemente a su mente ansiosa y desesperada por buscar algo en lo que divertirse mientras no hacía nada y la vida se le escapaba de las manos. Memorizar fue una gran escapatoria a su mente sedienta. Sin embargo, no le bastó. A veces contaba historias en su mente, se imaginaba a cada uno de los rostros que veía constantemente en las calles como protagonistas de su historia diaria y pasajera. Se divertía, claro, pero al final le terminaba por aburrir, y no le llevaba a ningún lado. No saciaba cuya sed pedía más y más incentivos.
En estos días, por fortuna, Armin tenía una mente y corazón hartos. Con normal sed y no un desesperado anhelo de encontrar un elemento en lo que enfocarse.
Le vino como anillo al dedo las novedades.
Su dedo deslizó por las letras digitales de la pantalla de su móvil mientras esperaba que la sopa se enfriara. Tomó un sorbo del jugo que había pedido y lo mantuvo en su boca, degustó en su lengua su extraño agridulce sabor mientras su índice deslizaba la pantalla hacia arriba. Había estado pendiente de la rubia apoyada en la esquina del mesón esperando a nuevos clientes, pero había decidido coger su teléfono luego de que Annie abandonara la esquina para recoger el pedido de una nueva clienta. Al principio nada le había llamado la atención de la aburrida pantalla. Noticias banales en Google, y en sus redes sociales atestadas de noticias consideradas del índole policial. Armin no ocupaba las redes sociales más que para enterarse de casos nuevos que involucrasen su propia profesión. Las redes sociales, más bien, fueron una extensión de su trabajo.
Deslizó un buen rato la pantalla hasta que encontró en formato sencillo una imagen con las nuevas. La página correspondía a un canal emisor oficial de noticias del país. En letras anaranjadas, Armin leyó: “No teníamos cómo saberlo. Ningún alma salía de la casa. Si no fuera porque decidimos entrar, no hubiéramos encontrado los cuerpos”. Armin apretó el link inferior a la imagen. Le redireccionó a una página individual en Google. Ya en la página pudo seguir leyendo. “Conozco a la hija. Vivía con ellos. No salía nunca de casa. Es raro no verla. Quiero decir, encontramos los dos cuerpos. Pero, no a ella. Y ella nunca sale”. Armin tragó saliva. El incipiente presagio de que si no la encontraron muerta en la casa, muy pronto podrían hacerlo. “Vecinos alertaron del crimen. La estación de policía se encuentra investigando para dar con el autor de tan bizarros asesinatos”. “Su prioridad actual es encontrar a la joven desaparecida”. Armin bebió otro sorbo del vaso con jugo. En esta ocasión el sabor no le pareció de lo más gustoso. “Sé su nombre. Mi hija asistía a su misma escuela, y eran amigas. Mikasa Ackerman. También conozco su aspecto físico”. Más abajo leyó que la mujer se ofreció como voluntaria para indicar cómo lucía Mikasa físicamente, pues eran una de las pocas que la habían visto en estos días. Y más abajo, Armin pudo admirar a la muchacha desaparecida. Una fotografía adjunta le permitió esclarecer sus rasgos. Parecía una fotografía estudiantil. Tez pálida, ojos negros y asiáticos, cabello largo, como un poco más arriba de la cintura, y una cara pequeña. Armin la encontró muy bonita, pero algo en ella no le ofrecía tranquilidad. Algo no andaba bien. Un desequilibrio entre su apariencia física y su estado emocional. Sobre todo sus ojos, era visible en ellos que algo no cuadraba.
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UNDER YOUR SKIN. {EREMIKA}
Hayran Kurgu"Soy un monstruo." A las tantas de la mañana, una casa es asaltada por un bandido sin rostro identificado. Roba y asesina a un hombre de edad ya mayor. A punto de irse, un crujido de madera lo alerta. Es ahí, en la espectral oscuridad, que encuentra...