Capítulo 22: La Nobleza, Orgullosa

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El ambiente era tenso.

Quizá demasiado.

La llegada de Astral solo había provocado que cientos de pensamientos surgieran en las mentes ajenas y que observaban todo con atención.

El invernadero que en un principio gozo de los rayos del sol y de una amena platica, tal pareciera que ahora era todo lo contrario. Las nubes siendo quienes robarían la calidez, como la tenue luz que había en el lugar. Mientras el silencio llego a cada boca que quería abrirse o decir algo al respecto.

Especialmente a Elena, quien miraba a todos lados con urgencia casi desesperante. Sus manos nerviosas apenas dejándole tiempo para pensar en lo que podría pasar. Su mente maquiavélica trayendo varios escenarios, hasta que, dio con uno que le encanto en demasía.

Deteniendo sus movimientos ansiosos y constantes. Su mirada afilándose antes de confiarse. O, mejor dicho. Confiar en su Joven Señor y en su promesa.

Una tenue sonrisa saliendo a flote antes de comenzar a actuar de manera tímida y temerosa. Subiendo una de sus manos hasta su boca, dando una apariencia que siempre buscaba dar, lastimera e inocente.

Un par de lágrimas asomándose en la esquina de sus ojos antes de mantenerse al margen de la situación. Observando cómo es que la escena pasaba frente a ella, y frente a los demás. Sin realmente imaginarse qué es lo que pasaría después.

Y en donde Astral, se acercó hasta Yuma a pasos medianamente rápidos pero elegantes. Deteniéndose justamente a su lado antes de tomar una de las manos que moraban en el vestido del menor. Acariciándola con cariño para luego observar a su amado. Disgustándose con lo que encontró.

Preocupándose hasta límites insospechados para tomar con su mano libre, la mejilla del menor. Animándole a verle. Susurrando a consecuencia. Tan bajo, que incluso Vector que se acercaba ya con compañía, y que tenía un oído bien entrenado, se le dificultó escuchar. No sabiendo que pensar a partir de ello. Deteniéndose a unos metros de la mesa de cristal. Preguntando con su mirada, obteniendo lo mismo que los demás.

Nada.

Un tenue escalofrío recorrió a los presentes una vez la mirada de Astral se fue afilando más y más. A un punto que en el cual, apenas y podía contener su sed de sangre. Aferrándose a su esposo.

El cual asentía o negaba.

Aun susurrando cerca del oído contrario.

—Yuma... ¿Qué está pasando? ¿Por qué estas así? ¿Quién te hizo esto? ¿¡Quién diablos se atrevió!?

—...Elena... –

Admitió Yuma. Bajando su mirar, queriendo sacar todo lo que no había podido desde que la fémina llego.

—Ella provocó esto...

Elena... –Remarco Astral en un tono mordaz. Furioso. —¿Por qué no me sorprende? –

Se cuestiono así mismo. Observando con detenimiento a su amado. Entristeciendo su mirada mientras pasaba sus dedos por el frágil rostro de Yuma. Sintiendo sus más pronunciados pómulos, y la delgadez que no era sana en ninguna persona. Apreciando la extrema palidez, el frío de la piel ajena, y el temblor que mencionaba el esfuerzo que estaba realizando para estar incluso ahí sentado. El tenue sonrojo que tanto amaba desapareciendo para ser remplazado por un tono enfermizo y débil.

Astral entonces sintió su corazón estrujarse. Con culpa, ira y enojo. Todo de alguna manera castigándolo por no poner la atención debida a su amado. Por confiarse. Por pensar que Yuma era en exceso fuerte, y olvidar que a su amado le costaba pedir ayuda. Una furia casi incontrolable naciendo en su corazón antes de enfocarse en el ser frente a él. Queriendo saber más, pidiendo explicaciones.

¡Villano Por Favor, No Mueras! [Keyshipping] [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora