Capítulo 33: La Dicha de la Santa, La Batalla del Villano

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Las Novelas Rofan son así de impredecibles. ¿No?

Bueno...

Quizá para comprender un poco más lo que había ocurrido respecto a Yuma y Astral, y la Profecía que se colocaba sobre la mesa; se deba retroceder al menos unos minutos antes de concluir la ceremonia de unión junto al personaje que era irrelevante, hasta ahora, en la vida de ambos Villanos.

Colocándonos dentro del hermoso templo dedicado a la Deidad en turno de aquel Mundo llamado "Flores de Estaciones"; su Gracia, la Santa del Imperio Dion, se encontraba como remarcaba su deber, orando para que la conexión entre la Diosa y ella se diese como dictaba la sagrada Ley.

Con su traje blanco y velo que cubría con delicadeza su cabeza y la parte superior de su cuerpo, intentaba como siempre pasar desapercibida en aquel sitio que, para ella, siempre estaba plagado de reglas y un poco mas que amantes del orden.

Esperando a que el tiempo pasara mucho mas rápido, una vez termino de rezar lo que era su parte del día, miro de aquí allá para luego perderse momentáneamente en una divagación de la que poco a poco tuvo que salir, regresando su mente en lo siguiente que tenia que hacer y que estaba marcado en su itinerario.

Las Alas, que le veían con admiración y con uno que otro suspiro, fue lo siguiente que su vista recibió para después, ocuparse de bendecir con su sagrado poder los báculos que las Alas usaban para realizar su trabajo de purificación a los pequeños pueblos o entidades que necesitaban de la luz de la Diosa Ena.

Su rostro, que por suerte se mantenía oculto gracias a su velo, expresaba todo el aburrimiento que sentía al resentir la rutina y la calma que siempre caracterizo al templo.

¿Acaso esto seguiría por mucho tiempo?

Su Gracia, la Santa, deseo preguntar, sin embargo, mordió sus labios antes de dejar salir semejante desperfecto.

Se suponía ella era la Santa del Imperio, por tanto, su deber era tan sagrado que jamás se debía de escuchar cuestionado, sin embargo, para ella, lo monótono estaba consumiéndola. Por lo que buscaba desesperadamente algo sucediese, ¡cualquier cosa!, no importaba sí renacía un demonio, o el máximo pontífice se caía de las escaleras.

¡Ella necesitaba algo fuera de lo ordinario!

¡Necesitaba esa adrenalina que hace mucho le hizo sentir verdaderamente necesitada!

Más, por donde veía, nada ocurria.

Ni una pandemia, ni un misero accidente.

Todo estaba en orden, y eso, realmente la desmotivo a limites insospechados; provocando que en ella nacieran cientos de peligrosos pensamientos:

"¿Y si me arrojo a un barranco? ¿Alguien notara mi ausencia sí me voy del Imperio? ¿Sí el máximo pontífice muere, me dejaran tomar su asiento? Me gustaría probar algo nuevo para variar. ¿Y sí hago nacer a mi descendencia?"

Su Gracia, la Santa del Imperio, volvió a perderse en sus pensamientos, y eso parecía estar destinado a siempre suceder, más antes de que continuara con sus divagaciones, una de las Alas exclamo como lo haría un niño al ver que algo extraño estaba sucediendo.

Consiguiendo sacarla de tan oscuros pensamientos.

—¡L-La estatua de la Diosa! ¡Esta brillando! —

—¿Qué? —

Su Gracia, la Santa, giro su vista hasta toparse con aquello que aquel Ala había señalado, y comprobando que lo que decía era cierto, de pronto sintió su corazón acelerarse, alcanzando a comprender lo que, ese sencillo, pero poderoso brillo significaba.

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⏰ Última actualización: Mar 26 ⏰

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