Capítulo 11: El Deber de Una Duquesa

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El tiempo paso volando, y cuando Yuma se despegó un poco de sus deberes, ya habían pasado al menos dos meses.

Dos meses en los que había llegado al Ducado Encinereb, y se le había transferido el título de Duquesa y retirado el título de Marquesa.

Dos meses en los que debió acostumbrarse a una vida totalmente nueva a un lado de su amante y sus suegros.

Y dos meses desde que dejo todo atras solo por perseguir a su amado Astral.

Ah, las cosas habían cambiado, de eso no tenía duda, pero...  ¿Se arrepentia? No, no, jamás llegaría a arrepentirse de tomar la mano de Astral para alejarse aunque sea un poco del impacto de la novela; y aunque ganó mas responsabilidades que antes, eso significaba poco a lo que en verdad Astral había hecho por él.

Sacarlo del Marquesado Tsukumo a la fuerza, fue de las cosas que mejor le habían pasado en ese jodido mundo. Lugar que solo lo minimizaba por ser un hombre con la capacidad de dar a luz como lo haría una mujer.

El Mundo de la novela "Flores de Estaciones" estaba lleno de hipócritas. ¿Cómo se les ocurría tratar como menos a aquellos que podían ayudar a continuar con sagrados linajes? ¿Cómo podían seguir pensando que todo giraba al rededor de su hombría? ¡Agh! Era repugnante.

Sin embargo, y a pesar de todo lo malo, Yuma debía admitir ciertos privilegios...

El que su trabajo se centre enteramente en la administración y supervisión como en su vida pasada, no estaba nada mal. Uy, y ¿y que decir de los lujos a los cuales tenía acceso?

Comer a la hora del té cientos de bocadillos dulces, era algo que solo la alta nobleza podía tener; así que tenía que agradecer debidamente por ello.

Ahora imaginarse hacer reencarnado como un plebeyo en ese tipo de mundo, era aumentar la supervivencia al máximo. Por lo que mejor se limitaba a prender una vela por aquellos que no tenían su suerte ni su posición.

Mm, otra cosa por la cual se consideraba una persona privilegiada.

Ser la Duquesa Encinereb era sin duda cuestión de una persona tocada por la mano de Dios. ¿Se imaginan la gran ventaja que era ostentar un título apenas por debajo de la misma Emperatriz del Imperio?

Las mejores joyas se le eran conferidas, los mejores accesorios, los mejores vestidos, los mejores zapatos, e incluso los mejores manjares.

No había nada que él no pudiera tener al alcance con solo pedirlo.

Mover sus labios e incluso sus dedos ya era signo de respeto y poder; ah, y que decir cuando estaba a lado de su esposo, ese poder lo volvía invencible, casi intocable.

Y quizá por ello comprendía la envidia con el que las demas señoritas lo miraban.

Pero, ¿eso importaba? ¡Claro que no!

¿Porqué preocuparse cuando estaba siendo bien cuidado y custodiado? ¿Cuándo tenia al amor de su vida a su lado listo para defenderlo? ¿Qué importaba si todo lo que amaba estaba a su alcance?

Astral, Tokunosuke --El único sirviente que le siguió hasta la guarida del Villano. --, e incluso sus cariñosos suegros.

¿Cómo podía prestar atención a rumores mal intencionados cuando él ya tenía todo por lo cual luchar y proteger?

¡Villano Por Favor, No Mueras! [Keyshipping] [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora